Ni tanto, ni tan poco. Editorial de Héctor Huergo de Clarin Rural

La liberación de 6 millones de toneladas de trigo 2012/13 para la exportación es una expresión más de la urgencia cambiaria. El determinante ha sido, indudablemente, la necesidad de que los exportadores liquiden ya los derechos de exportación (23% para el trigo) de la próxima campaña. Unos 350 millones de dólares.

La medida no va a mover la aguja por el lado de la oferta. Llega tarde y la decisión de los chacareros, que huyen del trigo espantados por el manoseo de las últimas campañas, es achicar la siembra. Conclusión: menos de 4 millones de hectáreas, sólo en parte sustituidas por la cebada y, en menor medida, la colza y las legumbres de invierno.

También le escapan al maíz, donde el impacto del modelo de “desacople” entre los precios internos y los internacionales está pegando muy duro en la cadena más promisoria y de mayor potencial de la economía argentina.

Pero pongamos las cosas en su lugar. La liberación de la totalidad del saldo exportable del trigo, de un saque y seis meses antes de que empiece la cosecha, es una buena noticia.

Es lógico que el campo desconfíe, pero el botón de muestra es el salto que pegaron los forward de trigo, que ayer se arrimaban a los 180 dólares para enero. Se achica drásticamente la brecha famosa entre el FAS teórico y el precio ofrecido a los productores. Simplemente, porque la medida desata la competencia entre los exportadores. Hasta ahora, cuando se habilitaban los ROE ya tenían la mercadería. Ahora están cortos y tienen que salir a cubrir sus necesidades futuras. Por eso decimos: ni tanto ni tan poco.

La lección que debiera aprender el gobierno es que si hubiera hecho esto hace un par de meses, quizá hubiera logrado un aumento de la oferta de trigo. Ganaban todos: el fisco, los productores, y el conjunto de la cadena que hoy está boqueando por los flojísimos números de la cosecha gruesa, afectada por la sequía. Con más trigo hubiera entrado plata fresca a fin de año. Pero bueno, ya está. Quizá ni el propio ex ministro de Economía Amado Boudou, que esta semana acompañó como Presidente provisional el anuncio sobre el trigo, entienda mucho de qué se trata. Para explicar la medida, dijo en un twit que “se liberaba el derecho de exportación” por 6 millones de toneladas. Nadie se esperanzó, era simple ignorancia: confundió derechos de exportación con autorización para exportar.

Con el maíz, en cambio, el gobierno está a tiempo. Si hicieran ya un anuncio similar al del trigo, llegarían bastante a tiempo y quizá se revertiría una tendencia realmente preocupante. La precampaña de todas las compañías de semillas ha tenido resultados flojísimos.

Desde el punto de vista agronómico, el maíz es central en la rotación. Pero en una mirada más amplia, es el nodo de un poderoso complejo, que va desde la creación de nuevos híbridos hasta la producción de plásticos y textiles (la fibra Ingeo), pasando por toda clase de proteínas animales y bioenergía.

El discurso del valor agregado y la sustitución de importaciones está calando hondo en la vanguardia del sector. Todos están buscando algo nuevo para hacer. Desde el up stream, como el industrial de Venado Tuerto o Las Rosas que ya fabrica despanojadoras, o las nuevas plantas de fertilizantes fosfatados sobre el Paraná, hasta todo lo que viene corriente abajo, con las diez plantas de etanol y en cierne, ampliaciones en la avicultura, fuerte expansión de los cerdos y ovoproductos, y la revolución tecnológica del tambo y el feedlot. Todo eso es maíz.

No se trata ya de que el gobierno comprenda el rol de la agroindustria, y lo digiera como motor del desarrollo nacional. Alcanza con que entiendan que si quieren dólares, ahí están. Pero hace falta una señal. Como la del trigo, pero a tiempo.

Información adicional

Copyright © 2013. Todos los derechos reservados www.laindustriaverde.com.ar