"Palos... y a la bolsa" Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural del 11 octubre 2014
Palos y a la bolsa, titulamos hace quince años una de las primeras notas sobre el revolucionario sistema de almacenaje de granos en bolsones. Fue un éxito. Ahora, el lema es “palos a la bolsa”.
La semana próxima, el INTA concretará en Mar del Plata el Primer Congreso Internacional de almacenamiento de granos en silo bolsa. Recordemos, el INTA es el organismo estatal de ciencia y tecnología agropecuaria. Conviene también saber que el instituto ha realizado un importante aporte para impulsar este sistema de almacenaje, que está revolucionando la logística de los granos a nivel mundial. Vendrán delegados de todo el mundo, atraídos por los beneficios del sistema.
Lo paradójico es que mientras tanto, se multiplican los ataques verbales y físicos contra el silo bolsa. Con la misma lógica de querer matar al mensajero cuando sólo hay malas noticias, ahora los defensores del “modelo” culpan a la pobrecita bolsa de la penosa caída de las reservas. Algunos energúmenos pasaron a la acción: en General Pico, entraron a un campo y destrozaron ocho bolsones, con el claro objetivo de amedrentar a productores y acopiadores.
A medida que se agudiza la falta de dólares, arrecian las muletillas oficiales. El propio jefe de gabinete abandonó definitivamente la impudicia, desparramando motes de “especuladores” sobre los chacareros que, simplemente, buscan preservar sus ahorros sin tener que acudir a las cuevas en busca de “blue”. Y manejar el ritmo de venta en función de sus necesidades. Se viene una nueva campaña, los insumos son caros, la vida también, y el tembladeral es grande.
Conviene recordar que, después de todo, la soja es de ellos. La sembraron a pesar de saber que tendrían que entregar uno de cada tres camiones, puestos en el puerto y con el flete pago. Y si perdieron plata porque los agarró la caída de precios con la cosecha sin vender, los que pierden son ellos. Muchos se cubrieron, porque saben operar en los mercados de futuros, algo que la conducción oficial ni se imagina que podría hacer.
La semana pasada, la presidenta enervó a los chacareros, cuando les espetó que habían perdido fortunas por “especular”. Más allá de su propia responsabilidad por el desorden macroeconómico (razón básica que impulsó la retención de la cosecha), lo que no le contaron es que el principal especulador del mundo granario es su propio gabinete. Debiera saber que el Estado estaba “long”, como se dice en la jerga granaria, desde que se inició la última campaña agrícola, en 20 millones de toneladas de soja. El 35% de la cosecha, que iba a capturar vía retenciones. En marzo, eran 9.000 millones de dólares. Ahora son 6.000. Es el gobierno el que “se timbeó” mal.
Pero pensándolo bien, mejor así. Imaginemos a estos muchachos operando en los mercados de futuros. ¡Si todavía creen que la solución es una junta de granos! Nunca se enteraron que aquí la producción se duplicó desde que se la disolvió, en 1991. Y emergió el complejo agroindustrial más potente del planeta, con enormes inversiones que no se detuvieron en la “década ganada”.
La última, la planta de etanol de ACABio que se inauguró el sábado pasado en Villa María. El primer día hábil después del corte de cintas, la conducción oficial anunció una reducción del 5% mensual del precio del biocombustible… Más allá del bullicio acerca de los “especuladores”, el gobierno convocó a los exportadores agroindustriales para un nuevo mangazo. Les pidió que adelanten rápido 1.500 millones de dólares, una cifra que supera las expectativas de compra de mercadería. Recordemos que las empresas de la agroindustria sojera traen los dólares cuando adquieren la materia prima. Si los productores no venden, no van a traer dólares para liquidarlos y quedarse en pesos. Además, no son tiempos fáciles para conseguir financiamiento externo. La Argentina, desde hace una semana, está en default y eso lo sufren también las compañías internacionales, por más fuertes que sean.
El gobierno cree que esto puede caminar a los garrotazos. No va a andar. Menos, con palos a la bolsa.