"Tribulaciones del trigo y el maíz" Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural del 2 de Mayo de 2015
Esta vez, “A Todo Trigo” sonó a grito de guerra. Las huestes del campo se encontraron esta semana –clave en el año político—en Mar del Plata no tanto para hacer catarsis, como para plantear una vez más la oportunidad. Quedó en el aire una oferta concreta al gobierno que viene, cualquiera sea el resultado electoral: un pan abajo del brazo.
Claramente lo planteó la diputada del PRO Cornelia Schmidt-Liermann en un comunicado lanzado al arrancar el evento: “Como defendemos elecciones libres, también necesitamos un trigo libre. El productor, que debe sembrar trigo hoy, no puede esperar a que le digan cómo se va a comercializar el trigo el 11 de diciembre”. Y luego convoco a los políticos de todos los sectores, “incluyendo al FpV que dejen atrás especulaciones electorales y definan ahora que política de precio puede esperar el productor cuando venda su cosecha”. Así, a fin de año el país contaría, al menos, con 2.000 millones de dólares adicionales en divisas para bien de la cadena triguera, del interior productivo y de toda la economía en su conjunto.
Pero difícilmente el oficialismo se haga eco de la convocatoria, y entonces pesa decisivamente la mochila de la coyuntura: millones de toneladas de trigo sin comprador. Y no es la única tribulación del sector. Lo mismo sucede con el maíz, donde la liberación de 3 millones de toneladas es ridícula, apenas el 20% del saldo exportable de una cosecha que ya está adentro.
Pero hay más. Con inversiones por cerca de 1.000 millones de dólares, las nuevas plantas que fermentan maíz para convertirlo en bioetanol constituyen un fuerte factor de demanda. Tienen capacidad para absorber el 20% de la producción de maíz de Córdoba, San Luis y norte de Santa Fé (donde se encuentran las cinco fábricas). Valor agregado en origen, y para sustituir importaciones. Ahora, la conducción oficial les bajó el precio un 30%, a pesar de que siguió aumentando el precio de la nafta, en una brutal transferencia de ingresos de la agroindustria al sector petrolero.
Hoy se cortan las naftas con un 10% de bioetanol. El 60% de ese corte es abastecido por bioetanol a base de maíz y el resto usando como materia prima la caña de azucar. Alternativa: aumentar el cupo de 10 a 12%. Los ingenios azucareros necesitan producir más etanol y menos azucar para poder subsistir y salvar su rentabilidad. Las empresas ya existentes de bioetanol de maíz tienen una capacidad ociosa de entre 10 y 15%. Podrían producir 540.000 m3/anuales.
Considerando que el consumo actual de E10 ronda 8 millones de m3 cúbicos anuales, un aumento de 2 % --llegar a E12-- implica una demanda adicional de bioetanol de alrededor de 160.000 m3 anuales.
Un mayor cupo -- que debe ser repartido en forma equitativa entre todos los productores -- sería una manera de compensar la brusca caída del precio del bioetanol de maíz, como consecuencia de un arbitrario cambio en el marco regulatorio. Hoy, produciendo un mismo producto (bioetanol) que tiene un mismo destino (el corte de naftas), el gobierno fija precios diferenciados según la materia prima utilizada. El precio del bioetanol de maíz pasó de 9,544 pesos por litro en septiembre de 2014 a 6,954 pesos por litro en abril de 2015, mientras que las petroleras pagan actualmente por el bioetanol de caña de azúcar 8,558 pesos por litro.
Esta medida debería ser acompañada por un plan de desarrollo de mediano plazo que implique llegar a un corte de 25%, como en Brasil. Numerosos proyectos están en las gateras esperando que se abran las puertas a las inversiones.
Beneficios: agregado de valor en origen, desarrollo de economías regionales, menor contaminación, nuevo empleos, sustitución de importaciones, mayor autonomía energética, mayor demanda interna de maíz, mayor rotación de cultivos.....