"Sopló un pampero y limpió" Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 31 octubre de 2015
La taba se dio vuelta. El pampero María Eugenia trajo el aire fresco que necesitaba el campo. Cambiaron las expectativas y, aunque faltan tres semanas, la tendencia es muy clara. Frente al nuevo panorama, se plantean cuestiones de todo tipo: desde la agenda de gobierno (a nivel nacional y en cada provincia) hasta la toma de decisiones por parte de los productores. Con la complicación de que los tiempos políticos no coinciden con los biológicos.
Algunos productores, siguiendo las encuestas, decidieron barbechar el trigo. Era lógico: Scioli no dio ninguna seguridad de terminar con las restricciones comerciales y derechos de exportación a los cereales, y entonces era cuestión de asegurarse una soja de mayor rinde. Tendrían que pasarle una factura por el lucro cesante a las vapuleadas encuestadoras. Pero ya está.
Ahora queda la chance para la gruesa. Las cotizaciones del maíz futuro ya descuentan la eliminación de las retenciones y se alinean con Chicago, cosa que no sucedió jamás en la era K. Idem el sorgo. Ojalá se ganen algunas hectáreas de ambos cultivos, para beneficio de la sustentabilidad y de la diversificación comercial.
La soja ya está descontando también la reducción de un 5% que prometió hasta el cansancio el propio Mauricio Macri. Todos los números están saliendo del rojo. Ahora se puede esperar una buena campaña, fundamental para aliviar el tenso panorama externo que enfrentará el nuevo gobierno.
Para la provincia de Buenos Aires, aparece un tema muy concreto, importante y bastante sencillo: el girasol. Un cultivo absurdamente castigado por la impericia oficial, que mantuvo retenciones del 32% durante los últimos años, a pesar de nuevos problemas como la plaga de la paloma y la caída de los precios internacionales. Buenos Aires produce más de la mitad de este producto, donde la Argentina es un gran actor mundial. La mayor parte sale con valor agregado en las aceiteras de la provincia, llegando incluso a la exportación de aceite refinado en botellas. Pero alguna también tuvo que cerrar por falta de materia prima. María Eugenia Vidal tiene un buen punto para su agenda inmediata. Y convertir al girasol en un primer poroto en su gestión.
Otro gran tema nacional, en el que pesa enormemente la provincia de Buenos Aires, es el de ganados y carnes. La agenda está bien marcada por el documento presentado en la Rural de Palermo por 22 entidades que agrupan a todos los actores de la cadena, desde criadores hasta trabajadores de la industria frigorífica. La tarea es titánica, porque la destrucción ha sido enorme. Habrá que poner en caja la enorme evasión tributaria, previsional y sanitaria, un desafío que requiere operadores capacitados y, sobre todo, corajudos.
Un párrafo más sobre Buenos Aires. Hace un par de meses, cuando el manto ominoso del agua volvía a arrasar con campos y ciudades, planteamos la idea de repensar las obras necesarias. Decíamos que había que tomar el ejemplo de Holanda, que decidió hace 500 años construir “Los Países Bajos” por debajo del nivel del mar del Norte. Desarrolló la mayor ingeniería hidráulica del mundo, desde los planos hasta las máquinas excavadoras, pasando por los molinos (que hoy son patrimonio de la humanidad y enorme generadores de riqueza turística) que bombean el agua hacia el mar. Imagino una foto. Una joven argentina es la reina de Holanda. Otra joven argentina tiene una responsabilidad sobre 10 millones de hectáreas que pueden ponerse plenamente en producción. Porque no solo es necesario evitar que el agua irrumpa en los pueblos. Amsterdam ya no se inunda, pero alrededor y bajo el nivel del mar crecen los tulipanes y se ordeñan las vacas Holstein que le dieron nombre al país.
Sale el sol. Volvamos a pensar. Pensemos en grande.