"Ahora no hay excusas"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 28 de julio de 2018
Fuente: https://www.clarin.com/rural/ahora-excusas_0_SJfpXRtVm.html
La Exposición Rural, que hoy se inaugura con el desfile de los campeones, es una muestra esencialmente ganadera. Aunque siempre fue acompañada por una exhibición de la oferta de tecnología agrícola, en particular maquinaria, el “leit motiv” fue y es una muestra del potencial de la ganadería vacuna. El resto acompañaba. Con ella la Argentina encontró su primer y prácticamente único negocio/país. Casi como subproducto, nos convertimos en granero del mundo. Es que había que domar las pampas con el arado, antes de implantar la alfalfa y otras pasturas. Una verdadera epopeya.
Hicimos todo. Los ferrocarriles. Llegaron Tarquino, Virtuoso y Niágara, los elegidos de los criadores, fundadores del rodeo más refinado del mundo y de mayor valor genético. Los molinos, el alambrado, las estancias y las colonias. Se instalaron los frigoríficos sobre los puertos, enormes inversiones cuyas huellas todavía están, en Rosario, en Entre Ríos, en Bahía Blanca. Porque aquí, aunque ahora la mayoría cree otra cosa, había industria antes de la “industrialización”. Recordemos que el 17 de Octubre se inició en un frigorífico de Ensenada.
Después, languidecimos. Es historia. Digamos, para no entrar en detalles, que el mundo nos fue esquivo. Lo que ahora importa es que ya no lo es. El proteccionismo ya no pesa tanto, porque aunque está atento y vigilante, hay nueva demanda. Llegaron los chinos, ahora Japón. Europa habilitó la cuota 481 para la carne de feedlot, un negocio al menos tan atractivo como el de la histórica cuota Hilton, que sigue vigente.
El gobierno hizo su parte. Tras la debacle de la era K, vino un giro copernicano. Se liberaron las exportaciones, se eliminaron las retenciones y hasta hubo un reintegro como a cualquier industria. Comenzó la lucha para terminar con el jubileo fiscal y sanitario. La visión compartida del gobierno y la bien instalada Mesa de las Carnes dio lugar al inicio de una compleja y nada sencilla modernización. Desde la genética en las cabañas hasta los frigoríficos y carnicerías.
Todo está en revisión. Y a los saltos. La ganadería ha ingresado en una nueva fase. El modelo pastoril ha dado paso a un sistema mucho más independiente del “pasto de cada día”.
En esencia, se ha independizado la “función vaca” de la “función campo”. Hasta hace pocos años, estaba todo mezclado. Si el campo no daba, por error humano o clima hostil, la vaca sufría. Si sobraba pasto, se lo comían los insectos (recordemos los ataques de isoca de la alfalfa, que pocos combatían porque se producían cuando sobraba pasto).
Hoy eso es inadmisible. Pasamos al silo de picado fino. Nació una generación de contratistas super profesionales, que incorporaron la última palabra en ensiladoras automotrices. Esta semana, en Palermo, están todas: las Claas, que lideran el mercado, las John Deere, que le salieron al cruce, las New Holland. Pero además todas estas empresas exhiben rastrillos, segadoras acondicionadoras, enfardadoras de gran capacidad, tractores para pisar silos. Y son acompañadas por otras, nacionales, que proveen desde ensiladoras automotrices hasta carros mixers, indispensables para preparar y distribuir las raciones.
Y todo esto con el foco puesto en la búsqueda de precisión. Balanzas, sistemas electrónicos de captura de información, trasponders, comederos inteligentes como el que desarrolló Oscar Pordomingo en el INTA Anguil.
Toda esta innovación, más la genómica, las nuevas técnicas reproductivas, las herramientas sanitarias, permitirán que la ganadería se acople a la revolución de la agricultura. En tres décadas, las exportaciones agrícolas pasaron de 2 mil a 25 mil millones de dólares. En comparación, los embarques de carnes son ínfimos: apenas mil millones.
Pero ahora la mesa está servida. La oportunidad es enorme. No hay excusas.