"La Revolución del Etanol" De Jorge Castro en Clarín Rural del 23 Agosto 2014
El cálculo del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) es que por cada 5% de incremento del uso del etanol en la oferta de gasolina, el precio del petróleo disminuye U$S 0,80 por barril cada 12 meses.
Por eso el etanol es el biocombustible líquido más utilizado en el mundo en el sector del transporte.
Estados Unidos es el mayor productor mundial de etanol (57% del total); y mezcla anualmente 13.200 millones de galones del biocombustible con la provisión de gasolina (9,5% del consumo); y está previsto que su uso se triplique en 2022 (36.000 millones de galones), lo que representaría 25% del consumo total (22 puntos de crecimiento en una década).
Más de 40% de la producción de maíz norteamericana se destina a la industria del etanol, lo que implica que la mezcla abarca a 90% de la provisión de gasolina en EE.UU.; y esta cifra permite reemplazar 445 millones de barriles de petróleo importado, una contribución relevante para el logro del autoabastecimiento energético, que se alcanzaría en 2025 debido a la explosión del shale gas y el shale oil.
De ahí que a medida que aumenta la demanda y crece el precio de los combustibles, se eleva la rentabilidad de la industria del etanol, y ocurre lo mismo con la producción de maíz, en una plena correlación.
Esto otorga a la agricultura y al mercado energético estadounidenses un grado creciente de integración, al punto de formar una sola estructura productiva.
El fenómeno central de la época en la industria de la alimentación es la gigantesca transición dietaria que experimentan los países emergentes, encabezados por China, con un vuelco masivo de su población al consumo de proteínas cárnicas.
USDA prevé que el consumo mundial de carnes aumentaría 2,2% anual, en tanto que el del trigo y el arroz crecerían menos de la mitad (0,9% y 1% anual), tendencia que se acelera en los próximos 10 años.
La población mundial creció 1,2% por año en la última década, y ascendió a 7.100 millones de habitantes en 2013, que serían 9.000 millones en 2050; y 92% de ese crecimiento tendría lugar en los países emergentes y en desarrollo.
El resultado es que 82% de la población del planeta pertenecería al mundo en desarrollo en 2021, y este porcentaje aumenta en las siguientes tres décadas.
China es una categoría aparte en materia alimentaria, cuya relevancia decide el sentido y el ritmo de crecimiento de la demanda mundial en los próximos 40 años.
Lo previsible es que la República Popular consuma 80% de la demanda mundial de soja y 40% de la de maíz en los próximos 10 años, tendencia que plantea en nuevos términos el significado de la seguridad alimentaria mundial, por lo que es preciso incrementar la producción global en más de 70%.
El crecimiento poblacional chino es muy bajo (0,3% anual), pero la urbanización aumenta aceleradamente (hoy es 52% del total, y sería 63% en 2023/2024).
La consecuencia es que el consumo per cápita de carne crecería 2,4% anual en la próxima década, y se incrementaría la de cerdo 6,6 kilos por habitante en ese período.
China produce 66 millones de toneladas de carne, que serían 90 millones en 2030, con el consiguiente incremento de las importaciones de soja y de maíz, los principales insumos para la producción cárnica.