¿Se habrán dado cuenta de algo...?
Tomemos las señales como si fueran genuinas. Al fin y al cabo, lo dicho dicho está. Como en el ajedrez, ficha tocada, ficha movida. Si lo vemos así, nos podemos encontrar con sorpresas aleccionadoras.
Tomemos las señales como si fueran genuinas. Al fin y al cabo, lo dicho dicho está. Como en el ajedrez, ficha tocada, ficha movida. Si lo vemos así, nos podemos encontrar con sorpresas aleccionadoras.
Hechos: el martes, la presidenta Cristina Kirchner lanzó el Plan Estratégico Industrial en…¡Venado Tuerto! Hace un mes, ella misma había lanzado el PEAgropecuario en el reducto K de Tecnópolis, ocasión en la que se rehízo de aquella historia del yuyo, poniendo al campo y la agroindustria en el rol de locomotora de la economía. Con aleccionadores comentarios acerca de la tecnología en general y la biotecnología en particular. Con solvencia de discurso aprendido y comprendido. Fue cuando hizo suyo el discurso de “industrializar la ruralidad”, leit motiv de su ministro Julián Domínguez, que cuestionamos en su momento por no considerar que el agro es industria en sí mismo. Más allá de todo lo que se puede y debe hacer en el “down stream”, un grano de maíz o de trigo es el producto final de un proceso industrial previo. En ellos confluyen máquinas de acero, fertilizantes, químicos, combustibles, insumos biológicos, que coordinados por el productor se convierten en las cosechas que dan sustento a la economía nacional.
Pero ahora fue a Venado Tuerto. La capital de la semilla, la ciudad que tiene el mayor porcentaje mundial de PhD en biología por habitante. Allí nació la soja RR nac&pop, de la mano de Rodolfo Rossi en el laboratorio de Nidera, con el gen de Monsanto.
Allí vivía Martín Bonadeo. Explotando campos de familia, le fue bien con la soja. Buscando nuevos negocios para aplicar sus excedentes, se encontró con que harían falta cosechadoras de aceituna. La plantación más cercana a Venado estaba a mil kilómetros. Pero se asoció con expertos, organizó la empresa y hoy exporta las Colossus de MaqTec, construidas en Venado Tuerto, a...España! Y tiene ya una filial con armaduría y todo en Australia.
Martín hoy preside la Cámara Industrial de Venado Tuerto. Y está poniendo en marcha su nueva planta en el parque industrial de la ciudad. Fue el anfitrión del lanzamiento del PEI. Compartió con los grandes capitanes de la industria.
En la ocasión, CFK cortó cintas de la fábrica de Corver, donde se arman motocicletas en el viejo galpón de la ex planta de cosechadoras Giubergia. Corver es de Arraiz, otro empresario de la zona, gran sembrador de soja, maíz y girasol en todo el país e incluso en Paraguay. Otro que vuelca los excedentes en proyectos nuevos, y viceversa. Todo se imbrica.
Encima, un par de días después la presidenta inaugura la nueva sede del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Justo el día que muere Steve Jobs (jobs significa “empleos”). Y allí rescata un concepto del difunto; “lo bueno de la muerte es que deja lugar a lo nuevo”. A buen entendedor, pocas palabras. Algo nuevo debe estar pasando por su mente.
Y por la de muchos argentinos. Por ejemplo, la del ministro de Trabajo Carlos Tomada, que se corrió a Rojas para anunciar un acuerdo con las compañías de semillas. Estas invertirán 30 millones en mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los miles de trabajadores que bajan a desflorar el maíz todos los años.
Una más. El gobernador de la provincia de Buenos Aires, que hasta ahora puso el acento en un discurso suburbano, pareció comprender que la onda pasa por otro lado. Que le conviene salirse del discurso monocorde -aunque necesario- de la cloaca y el cordón vereda, al de un interior pujante en la nueva industria basada en el desarrollo del agro. Con todo lo que implica en la provisión de insumos, equipos y servicios. Y todo lo que promete y viene realizando corriente abajo.
El crushing, el biodiesel, la avicultura, los cerdos, el etanol. ¡Está todo tan cantado! ¿Se habrán dado cuenta?