"Comunicación, medio ambiente e ingeniería"
Editorial del Ingeniero Agrónomo Héctor Huergo en Clarín Rural del 11 de Junio de 2016
Ingeniería, medio ambiente y comunicación, los tres temas que integré en esta columna el sábado pasado, nos regalaron una semana preñada de eventos cruciales. Vamos a repasarlos. Y a seguir apilando las balizas de un futuro imprescindible. Todo tiene que ver con todo.
Primera cuestión. Llegaron los ingenieros holandeses. Lo sugerimos el año pasado, cuando una vez más el manto ominoso del agua desnudaba la falta de obras y la imprevisión de la década perdida. Durante esta semana, una misión preliminar recorrió la Cuenca del Salado, acompañados por el ministro de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires, Leo Serquis, y por el inquieto Rodrigo Silvosa, subsecretario de Recursos Hídricos. Al final, mantuvieron una reunión en General Belgrano con un centenar de productores, para llevarse una idea de las inquietudes y grado de disposición para encarar una solución drástica para este baldón que nos agobia desde la Primera Revolución de las Pampas.
Mi mensaje: en los últimos 20 años, cambiaron totalmente los sistemas de producción . Atravesamos la Segunda Revolución, la de base tecnológica, con la siembra directa, la biotecnología, la nutrición de las plantas. Los nuevos híbridos de maíz, sorgo y girasol. Los trigos de nuevo potencial, que todavía no supimos ajustar para sacarles todo el jugo (recordemos que en Gran Bretaña, Francia y Alemania, incluso en Chile, son normales rindes de más de 100 quintales). Ni hablar de la soja y todo lo que traen en el pipeline, que estará disponible cuando nos saquemos de encima la quimera barata de la bolsa blanca.
Entonces, levantemos la puntería. Pensar en grande y arrimar el bochín. El debate no es el de los tiempos de Ameghino, si obras de retención o canales de desagûe. Son las dos, como en Países Bajos. Enorme complejidad en una cuenca tan vasta. Pero también fantásticos beneficios, en una zona hoy considerada un “humedal” con baja aptitud ganadera. La intensificación ganadera vendrá de la mano de una combinación de la cría eficiente, con la recría y la terminación a corral aprovechando el flujo de la nueva agricultura. Lo agradecerá el mundo, que hoy nos mira como promotores del efecto invernadero por las emisiones de metano de nuestras vacas. La intensificación significa más kilos de carne por unidad de metano lanzado a la atmósfera.
Sigamos con la ingeniería. Esta semana fue designado el nuevo CEO de YPF. Ricardo Darre es un ingeniero mecánico e industrial, egresado del prestigioso ITBA. Tendrá una dura tarea por delante: YPF está prácticamente quebrada, con una deuda igual a su valor bursátil (8 mil millones de dólares), y con enormes necesidades financieras para avanzar en su principal esperanza, el shale gas de Vaca Muerta.
Como si no tuviera suficientes cuestiones que atender, le vamos a proponer una más, que nuevamente tiene que ver con ingeniería y medio ambiente. Cortita y al pie: no hay gas. YPF es socia de Profertil, que lo necesita como insumo fundamental para producir urea, indispensable para el país.
Pero también tiene una planta de MTBE (Metil Ter Butil Eter), el oxigenante que sustituyó al tetraetilo de plomo en las naftas. El MTBE usa metano (gas) como principal insumo. ¿Cuál es la idea? Sustituir el MTBE por ETBE, que en lugar de gas utiliza etanol. Sale la fósil (que escasea y contamina) y entra la renovable. El etanol es maíz, sobra maíz y va a sobrar mucho más.
Repsol en España lo hizo. Este proceso se inició en 2000 con la modificación de las plantas de La Coruña y Puertollano, y ha concluido en 2002 con las dos plantas de la refinería de Tarragona y la de la refinería de Bilbao. La capacidad potencial de producción en la compañía es de 450 millones de litros anuales, lo mismo que hoy producimos. La inversión realizada en la adecuación de las 5 plantas para producir ETBE fue de 10 millones de dólares.
Ingeniería, medio ambiente. Y comunicación.