"La patética imagen del inmovilismo" Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural 20 septiembre 2014"
Algunas tribulaciones del gobierno K generan, por su recurrencia, una patética imagen de inmovilismo.
Esta semana se sancionó la ley de abastecimiento. Ya estuvimos ahí. Y no sólo durante gobiernos justicialistas. También le cabe el sayo a períodos del radicalismo y hasta las dictaduras militares. El resultado, en todos los casos, fue el mismo. Como decía Marx (Groucho), la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.
Es vox populi, en el campo y la ciudad, que la ley de abastecimiento tiene nombre y apellido: ir por la soja. El gobierno padece un síndrome de escasez de divisas por su propia impericia, pero cree que el origen de la enfermedad es que los productores no están liquidando su mercadería al ritmo de las necesidades del “modelo”. Entonces impuso la sanción de una norma que legaliza la expropiación de la soja aún en manos de los chacareros.
Es insólito, porque la soja no cumple papel alguno en la famosa mesa de los argentinos. No es, en consecuencia, un artículo de primera necesidad. Pero sí lo son las divisas que genera el yuyo maldito, denostado hasta el ridículo por los intelectuales K, que se llenaron la boca hablando del “monocultivo”, la “sojización” y otras diatribas en las que abundan con fluidez e ignorancia. Pero ahora quieren ir por ellos porque representan, creen, un puñado de dólares. Ojalá la destinaran con mayor énfasis a causas más nobles, como reforzar la alimentación en los barrios carenciados.
Hay ONGs que llevan doce años entregando refuerzos de soja texturizada en comedores de distintas organizaciones sociales, y ahora se apresta a multiplicar el esfuerzo en un programa liderado por Solidagro. Pero ese no es el camino que recorre un gobierno acuciado por la falta de divisas.
El kirchnerismo viene preparando el terreno para ir por los granos. Hace un par de semanas, la AFIP sacó una resolución en la que obligaba a declarar las compras de bolsas de almacenaje, detallando medidas y cantidades; y luego, dar las coordenadas de ubicación. En paralelo, se introdujo en el Congreso el proyecto de ley de abastecimiento, que ahora se sancionó. Entre sus defensores, la más explícita fue la diputada Conti, que dijo sin ambages que es la herramienta legal para expropiar las cosechas.
La respuesta del ruralismo fue obvia: profundo rechazo, clima de movilización y convocatoria a la autodefensa. Situación horrible, porque la historia universal está plagada de conflictos dramáticos por causas parecidas.
La realidad es que los productores venían vendiendo regularmente su producción, y los exportadores fueron liquidando dólares a la par de estas ventas. Conviene saber que los exportadores del complejo agroindustrial no están integrados verticalmente. Tienen que comprar la mercadería que luego procesan y embarcan. En el marco de la inestabilidad cambiaria y la alta inflación, sólo traen los dólares cuando hay “liquidez”, es decir, cuando los productores venden fluidamente.
Pero los chacareros no quieren vender sus ahorros en soja porque no tienen qué hacer con los pesos que obtendrían. Tendrían que gastarlos o ponerlos en plazo fijo. Gastarlos no quieren, porque el negocio no da y se preservan para el futuro. Por la misma razón no invierten en equipos o bienes de capital, y encima el gobierno les cortó los créditos “en la inteligencia” de que así los obligaba a vender. Lo único que lograron fue frenar del todo la venta de maquinaria agrícola, hoy en profunda recesión.
El resultado de esta estrategia de los productores fue desastroso. Desde abril, la soja no para de caer. Esta semana tocó los mínimos de los últimos cinco años. En otras palabras, la mala praxis de un gobierno que se quedó sin aire no hizo más que impulsar la espiral descendente.
Pero lo realmente insólito es lo del trigo. Mientras apuntan a los silos de soja, hay un excedente de 2 millones de toneladas de trigo, listas para exportar. Y el gobierno no autoriza los embarques. Francia, esta semana, aprovechó la bolada para venderle a Egipto unas cuantas toneladas. Buenos reflejos, porque luego se conocieron cifras de la cosecha 2014/5 que preludian un aluvión de trigo, que por eso bajó otros 3 dólares esta semana.
Y, para rematar la catarata de inconsistencias, esta semana el canciller Héctor Timmerman anunció acuerdos para exportar muchísima carne a Rusia. No le avisaron que desde hace un mes las exportaciones de carne están suspendidas.