Polémica en la granja Por Roberto Domenech Presidente Del CENTRO De EMPRESAS PROCESADORAS AViCOLAS/ 18/01/12
El autor de este artículo responde a la nota de Héctor Huergo publicada la
semana pasada en este suplemento, titulada “El debate alimentos versus energía”.
Sostiene que ese es un debate falaz y manifiesta que la verdadera dicotomía es
entre “comida versus nafta”. Afirma que la caña de azúcar es mucho más eficiente
que el maíz para producir biocombustibles.
Llama poderosamente la atención su nota de opinión sobre el debate “alimentos versus energía”.
En primer lugar, si algo marca los grandes desafíos del futuro en el mundo, con una población hoy de 7.000 millones de habitantes y una proyección de 9.000 millones al 2050, es la demanda de alimentos y energía.
Por lo cual, desarrollar energía para reemplazar el petróleo como combustible, extrayendo la energía de los alimentos, que, como lo manifiesta usted sobre el final de su opinión, “alimentos estrictamente, son los granos básicos y sus derivados del primer procesamiento”, es optar por el mejor negocio, aunque gran parte de la gente no tenga acceso o pierda calidad de comida.
Es verdad que hay una mejora de los ingresos y que fundamentalmente estos se hacen notar en mayores demandas de calidad de vida y dietas alimenticias en los países en desarrollo, los cuales son liderados por Brasil, Rusia, India y China (BRIC) que incrementan los consumos de carnes y lácteos.
¿Dónde se mide la ineficiencia estructural en la transformación de granos en carnes? ¿En la conversión? ¿O en la calidad del alimento que ingiere la persona? ¿Será estructuralmente el mismo chino el que consume arroz, legumbres y verduras? ¿O el que complementa la dieta con carnes y lácteos? Todos sabemos que con una mejor dieta hay mejor desarrollo físico, intelectual, mayor capacidad de esfuerzo, etc..
¡Cómo podemos pensar que es más productivo para la gente que en lugar de comer un pollo en un almuerzo, cuatro personas consuman polenta y soja durante cuatro días, en el mejor estilo de una prisión de guerra y como si fuera lo mismo! Si fuera carne bovina comería una persona un día mientras los tres restantes miran.
Kentucky Fried Chicken ya no abre un local cada 19 horas en China, es un dato tan viejo como que el pollo convierte 2 kilos de alimento por kilogramo vivo. La realidad es que KFC abre un local cada 14 horas y el pollo convierte 1,7 de alimento balanceado por kilo de pollo vivo. De ese alimento balanceado, el 63% es maíz y el 25% es el desecho (pellet) de soja remanente de la extracción del aceite y rico en proteínas.
Ese pollo se fríe en el aceite extraído de la soja, que siguiendo la línea de pensamiento, también podría evitarse y utilizarse como gasoil.
¿Por qué ha mejorado la billetera de las personas de esas sociedades? ¿Porque siguen cultivando arroz, trabajando el bambú, etc.? ¿O porque se han industrializado, han creado millones de puestos de trabajo agregándole valor a lo que producían y desarrollando nuevos emprendimientos? La República Popular China es el principal productor de cerdos del mundo y el segundo productor de pollos. De todos modos, contra su población, los consumos de proteína animal por habitante por año tienen un margen muy grande de crecimiento.
Estas producciones son una importante fuente de mano de obra. En Argentina, la producción de pollo da trabajo directo e indirecto a 100.000 personas en tareas calificadas con buenos ingresos, que han producido, en 2011, 1.880.000 toneladas de carne aviar, que significaron exportaciones por más de 500 millones de dólares y una oferta al mercado interno de 40 kilos por habitante por año, interviniendo más de 18 sectores de la economía en forma activa para su desarrollo permanente.
No obstante, para el autor de la nota sería más o tan ético despreciar toda esta cadena productiva y destinar los 3,4 millones de toneladas de maíz en la que se sustenta a la producción de alcohol para reemplazar naftas.
Sería bueno preguntarse cuál es la eficiencia del consumo de nafta en miles de autos que diariamente ingresan y salen (por ejemplo) de la ciudad de Buenos Aires con una sola persona en su interior.
Producir alcohol de maíz es extraerle al maíz toda la energía que contiene (su principal valor), es lo que hace engordar a los pollos, cerdos, vacas lecheras, bovinos, etc, y queda un importante desecho de difícil utilización, sin energía y baja proteína, que en el conjunto del grano y como alimento es muy importante y en esta etapa es prácticamente un desperdicio, con lo cual no se puede producir ni polenta.
El petróleo subió en los últimos diez años de 20 a 100 dólares, dice usted. El petróleo tiene una amplísima cantidad de derivados que han incrementado su uso y desarrollo año a año.
El maíz en 10 años pasó de 98 a 248 dólares la tonelada, la soja, de 206 a 460 dólares y el pellet de soja, de 191 a 328 dólares la tonelada.
Si la reacción de estos precios es por el desarrollo de los biocombustibles, la consecuencia siguiente fue que los alimentos son más caros.
Finalmente preocupa la amnesia que presenta (porque usted conoce personalmente el proceso productivo avícola) al plantear la ineficiencia sobre lo que “se tira” del pollo.
Olvida que con la cabeza, sangre y vísceras se hacen harinas proteicas y aceites que se transforman en alimentos de otras especies, que con pluma se hacen harinas que alimentan a las producciones de peces de países vecinos y del sudeste asiático, que los pies (garras) del pollo se exportan en su totalidad generando divisas por más de 55 millones de dólares y el “bosteo”, de mucho menor porcentaje que el indicado, es un excelente abono orgánico en el cual se apoya la mayoría de la producción mendocina de ajos, cebollas, vides y otras.
Referente a cuánto valdría el petróleo si no existiera esta sustitución es relativo, sobre todo si tenemos en cuenta que cuando hablamos de alcohol hay un único vínculo con la nafta. Cuánto valdría el maíz si Brasil, que sustituye el 20% del consumo de nafta por alcohol y lo hace a partir de la caña de azúcar (muchísimo más eficiente), utilizara maíz, y en cuánto se incrementaría el precio de los alimentos.
En definitiva, el debate falaz es “alimentos vs. energía”. El debate real es “comida vs. nafta”.