"Malezas: en alerta roja" por Claudio Rubione en contratapa de Clarín Rural del 19 septiembre
En el último Congreso de la Asociación Argentina de Ciencias de las MaEn el último Congreso de la Asociación Argentina de Ciencias de las MaEn el último Congreso de la Asociación Argentina de Ciencias de las MaEn el último Congreso de la Asociación Argentina de Ciencias de las MaEn el último Congreso de la Asociación Argentina de Ciencias de las Malezas (Asacim), que terminó hace unos días, salieron a la luz criterios de manejo para encontrar alternativas al desafío de las malezas resistentes.
Numerosos trabajos expuestos, todos de carácter científico, indicaron desde cómo una maleza manifiesta la resistencia hasta qué gen gobierna ese mecanismo. También quedó claro que una clave es impedir que las plantas resistentes dejen descendencia, y eso a veces va a tener que ser con mano de obra activa y sin agroquímicos. Hay un programa en Arkansas (Estados Unidos) que emplea centenares de personas para sacar a mano las malezas, y es exitoso.
Uno de los oradores de EE.UU., con algo de vergüenza, manifestó que tarde o temprano llegaríamos a estar como ellos, con 152 biotipos resistentes. Agregó que jamás esperaría que un contratista de cosecha limpie su cosechadora antes de cambiar de campo, porque su efecto inmediato sería el de no cosechar el “campo problema”.
Es "derrame" o "difusión" ? Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural del 19 septiembre de 2015
Ya que la teoría del derrame no es políticamente correcta en estos tiempos signados por la dialéctica del progresismo, apelaré a la reformulación del concepto, siguiendo la pista que plantara hace un par de años un reconocido experto uruguayo en temas de campo: Eduardo Blasina.
Eduardo hablaba de “difusión”, un término que no tiene que ver con la “comunicación” (tan en boga en nuestros días), sino con un fenómeno físico. Se denomina difusión simple al proceso por el cual se produce un flujo neto de moléculas a través de una membrana permeable, sin que exista un aporte externo de energía.
La diferencia entre “derrame” y “difusión” es que en el primer caso, primero se colma el recipiente y luego sale lo que sobra. En el segundo, todo el contenido va atravesando las membranas, siguiendo un gradiente natural. Esto último es lo que ocurre cuando la economía fluye a partir de la iniciativa de los individuos y sus organizaciones, y cuando el poder público (el Estado) ocupa el rol de facilitador de la gestión privada.
"Hay que tener mucho coraje" Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural del 12 septiembre 2015
Hay que tener mucho coraje para encarar la campaña agrícola 2015/16. La cuestión no es tanto la caída de los precios internacionales, sino la enorme desconfianza que, como la sombra doliente de Santos Vega, besa la alfombra de estas pampas.
A la luz de lo que aconteció en la década ganada, la desconfianza tiene fundamento. La estrategia del gobierno K, tras la derrota que le infligió el campo en la batalla por la 125, fue castigarlo por donde pudiera. La golpiza fue muy dura, pero el agro está ahí, vivito y coleando, todavía y a pesar de todo. Ajustándose.
Y el gobierno cree que le ganó la pulseada al campo porque logró dividir a la dirigencia con el cuento de la “segmentación”, de los “pequeños productores” y la “agricultura familiar”. Victoria efímera y a lo Pirro: ya no le quedan reservas ni para el “dólar ahorro”, lo que subraya la crisis con fuertes trazos de evidencias.
El gobierno que viene tendrá que apelar al agro. Ya hay suficiente experiencia en cómo se inicia una recuperación, después del derrumbe. Pasó después de la dictadura militar, tras el desastre de Malvinas. En 1983, Alfonsin asumió con un pan abajo del brazo: una cosecha de 15 millones de toneladas, récord absoluto, duplicando la de los años anteriores. Pero erró el rumbo, aplicando las recetas facilistas de las retenciones y tipos de cambio diferenciales, donde al campo siempre le tocaba el más bajo. Un dólar para vender, y uno mucho más caro para comprar. Un mecanismo deletéreo porque es absolutamente antitecnológico. El campo sólo podía producir sobre la base del insumo que ya estaba: la tierra. Sistema extensivo, expoliatorio, erosivo, no sustentable. Cinco años después estaba a fojas cero, y peleado con el campo. Otra vez el Banco Central con las arcas vacías.
"La Sustitución de exportaciones" Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural del 5 de Septiembre de 2015
En su larga improvisación durante la cena del Día de la Industria, la presidenta Cristina Kirchner ensayó la teoría de la “sustitución de exportaciones”. A algunos les parecerá una idea temeraria. En realidad, no hizo otra cosa que poner en negro sobre blanco lo que ha practicado su gobierno, con los resultados que todos conocemos. La creciente tensión cambiaria, el cepo y la letanía diaria sobre el “blue” subrayan que, en esto de sustituir exportaciones, nos pasamos de largo.
Ya de por sí la idea de la “sustitución” (ya sea de importaciones o de exportaciones) amerita un debate. Sustitución de importaciones suena a políticamente correcto, por su regusto presumiblemente industrialista. Sin embargo, el hecho en sí de la sustitución no implica necesariamente creación de valor, que es el verdadero numen del progreso económico y social. A los belgas o a los suizos no se les ocurre sustituir sus importaciones de cacao, siendo los más afamados proveedores de chocolate del mundo.
La sustitución de importaciones es una suma de valor cero. Genera la ficción de mejora del balance de divisas. Pero no sirve si genera pérdida de competitividad, lo que a la larga se traduce en…sustitución de exportaciones. Porque si reemplazar un insumo o equipo importado por algo de fabricación local implica mayores costos, finalmente se está resignando producción o valor agregado genuino. Eso se traduce en menor ingreso de divisas y transferencia de ingresos desde los sectores competitivos hacia los no competitivos. Lo que finalmente implica pérdida de empleos de mayor valor.
"Dios creó al mundo, pero..." Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural del 29 Agosto de 2015
"Dios creo el mundo, pero fueron los holandeses los que crearon Holanda". En su blog, el español José Doncel recoge el viejo proverbio con el que se ufanan los súbditos de la reina Máxima. Porque en Holanda todo fue construido, en una milenaria pelea contra los embates del agua. Por algo el nombre oficial es el de “Países Bajos”.
Ahora, cuando las inundaciones vuelven a asolar estas pampas, vale la pena echar una mirada profunda y desprejuiciada sobre la epopeya que convirtió a Holanda en una potencia agrícola, cultivando millones de hectáreas de tierras protegidas de los embates del mar. Y de los desbordes de tres grandes ríos, el Rhin, el Mosa y el Escalda, que luego de recorrer Europa desembocan en el Mar del Norte.
Allí viven 17 millones de habitantes. La agricultura, tecnificada e intensiva, es un sector clave en su economía. El mundo reconoce el paisaje de sus tulipanes, que decoran la campiña en franjas multicolores. Su industria lechera es imponente, con una tradición subrayada por la raza emblemática en todo el mundo: la Holstein.
"Pensar en otra dimensión" Editorial de Hector Huergo en Clarín Rural del 22 agosto 2015
Las inundaciones se han convertido en una de esas tribulaciones de los argentinos que, por su recurrencia, generan una amarga imagen de inmovilismo. Todo se hace más patético en tiempos electorales, donde la chicana efectista sustituye la autocrítica, la argumentación seria y la elaboración de propuestas superadoras.
Dejemos de lado el mal paso del jefe de gabinete y candidato a gobernador, Aníbal Fernández, quien se había pialado al hacer suya la idea de que la siembra directa tenía responsabilidad en las inundaciones. Lo dijo apenas una semana después del congreso de Aapresid, donde la vanguardia del sector se había juramentado salir a comunicarle a la sociedad qué es y cómo se producen los alimentos, para beneficio de la economía y la sociedad.
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