"Asoma la cigarra del Pampero"
La cigarra del Pampero asoma en el horizonte. El ataque a la Rural, con el intento de confiscación del predio Palermo, puso al agro en alerta. El jueves, en la combativa Azul -uno de los bastiones de la batalla por la 125- una asamblea de productores marcó que el horno no está para bollos. Difícilmente digiera otra mojada de orejas.
No es un momento sencillo. La sequía de la última campaña castigó duramente. Los precios ya no son lo que eran a mediados de año. Las intensas lluvias de los últimos meses deterioraron la calidad del trigo y la cebada, las dos alternativas invernales. Y complicaron la siembra de la gruesa. El dólar sube por la escalera mientras los costos van en el ascensor. Los precios del ganado bajaron en términos nominales y mucho más en términos reales. La leche no se actualiza y los tambos siguen acumulando números en rojo.
Pero el problema va más allá. Las penurias fiscales del gobierno K constituyen ahora la mayor amenaza. El año pasado, cuando necesitaron dólares, abrieron Roes (permisos de exportación) para 5 millones de toneladas de trigo de la cosecha que llegaba. Después, habilitaron 15 millones de toneladas del maíz que se cosecha a partir de marzo… En ambos casos, con la modalidad de pagar al contado las retenciones. En otras palabras, gastando a cuenta.
Lo hacen con más fruición que eficiencia. Ya se les terminaron esos dólares anticipados por la exportación, y ahora van por más. Pero lo hacen mientras decretan el default triguero: como la cosecha es menor que la que (ellos) esperaban, dispusieron que sólo se embarcarán 2 millones. Tremendo lío para el cumplimiento de los contratos, la programación de los embarques, la logística de los puertos, los bancos que pre financiaron las exportaciones, etc.
Pero claro, cancelar exportaciones también es un problema para la balanza de divisas. El default triguero significa mil millones de dólares menos que se esperaban ahora. Solución K: trascendió esta semana que el gobierno está apurando a los exportadores para que liquiden divisas aceleradamente. Se rumorea que quieren 3.500 millones de ahora a marzo, y otros 2.500 entre abril y mayo.
Pero una cosa son los tiempos del gobierno, y otra cosa los tiempos del sistema. Hay restricciones biológicas (los cultivos se entregan cuando quieren ellos), comerciales y financieras. Bueno, la cosecha gruesa llega en marzo.
Normalmente, los productores más avezados venden una parte de la cosecha en los mercados de futuros, pero sólo lo necesario para cubrir sus costos. Esa es la porción que los exportadores pueden programar. Pero los dólares ingresan contra el embarque. No es fácil ni son muy atractivas las tasas de interés para cualquier empresa (nacional o multinacional, por más potente que parezca) que anticipe la liquidación de las divisas. Sobre todo, porque entrega dólares y le dan pesos cuyo valor cae programadamente.
Los productores, a su vez, tienen su propia lógica. Programan sus ventas de acuerdo a sus necesidades y a su visión comercial. Así, el ingreso de divisas marcha de manera armónica con la voluntad de vender o retener. La historia indica que, cuanto más libertad y menos interferencias, más fluidez en la llegada de los ansiados agrodólares.
Pero ésto es visto por el gobierno como “retención especulativa”. Creen que el “silobolsa” es el culpable. Muchachos K: el silobolsa es una herramienta de logística. Sirve para que la cosecha no se pare por falta de camiones o porque se saturan los puertos. Evita pérdidas de cosecha, reduce costos, evita las clásicas colas de camiones o las montañas de granos a la intemperie, como en los tiempos de la Junta Nacional de Granos. En la AFIP creían que se usaban para “negrear”. Una pavada: si al final la soja llega al puerto y ahí, cada tres camiones, uno va para bancar la aventura de Aerolíneas.
O del shale gas. Cuidado con el fósforo.
"El maíz motoriza más inversiones agroindustriales" Editorial Héctor Huergo en Calrin Rural
Evonik, que ya está en Argentina, instala una planta de licina en Brasil. El Cono Sur, en todo su potencial.
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"Un aplauso para la inversión" editorial Héctor Huergo en Clarin Rural
En el reciente Coloquio de IDEA, Gustavo Grobocopatel le recordó a los mil empresarios presentes que, mientras ellos debatían sobre el presente y futuro de la economía, un puñado de cien mil agricultores se aprestaban a invertir 10.000 millones de dólares. Es lo que están enterrando ahora con la ilusión de cosechar dentro de seis meses lo que, seguramente y ojalá, será la mayor cosecha de la historia.
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"al modelo le faltan dólares..." Editorial Héctor Huergo en Clarin Rural
Apenas un mes después de haber descalabrado a la industria del biodiesel, la fase superior de la soja, el novel (con v corta) viceministro de Economía, Axel Kicillof, planteó esta semana con palmaria claridad cuál es el cuello de botella del “modelo”: aquí lo que faltan son dólares.
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"El Rosgan agrega valor" Editorial de Héctor Huergo en Clarin Rural
El miércoles último se celebró en la Bolsa de Comercio de Rosario, el cuarto aniversario del Rosgan. El festejo coincidió con un hecho relevante: alcanzar un millón de animales previamente filmados y luego rematados por la pantalla de Canal Rural.
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"Hay mucha energìa en el agro" Editorial Héctor Huergo en Clarin Rural.
Hace veinte años, lanzamos en estas páginas la era de los biocombustibles. “Ponga un choclo en su tanque”, titulamos la nota de tapa, ilustrada por el extraordinario Cardo, quien dibujó un choclo que se convertía en surtidor. Traíamos al país la idea del etanol de cereales, una forma de agregar valor y digerir los enormes excedentes de maíz que afectaban los precios internacionales.
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No hacen falta planes, sí un rumbo. Editorial Héctor Huergo en Clarin Rural
La realidad nos ha entregado, en los últimos treinta años, un extraordinario caso de estudio: el surgimiento de una nueva industria en el seno de una sociedad que hace todo lo posible por negarla. O más aún: se anima al absurdo experimento de frenar la locomotora soplando en contra. Imposible.
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"El biodiesel fase superior de la soja" editorial de Héctor Huergo en Clarin Rural
Bueno, tenemos retenciones móviles. Al biodiesel, la fase superior de la cascada de valor sojera. Es la nueva alquimia que ensaya el experimento KK (ahora, se suma la K de Kicillof), que hace honor a su cacofonía.
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"la tentación de las políticas activas" editorial de Héctor Huergo en Clarin Rural
“Yo me encargo de las políticas activas para que los empresarios puedan invertir”, lanzó el miércoles pasado la presidenta CFK y la dejó picando: a la luz de los resultados, convendría que se tome un descanso. Mucho no se está invirtiendo, ¿no?
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Y habrá que sembrar, nomás. Editorial Clarin rural de Héctor Huergo
La sequía en el corn belt disparó los precios agrícolas a niveles récord. La necesidad de divisas, a esta altura de la historia del modelo K, hizo saltar por los aires la quimera del “desacople”. De insistir con ella, el resultado seguiría siendo el mismo: una caída constante de la producción de los rubros más intervenidos, como el trigo y el maíz.
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Primereando en el "corn-belt". Editorial de Héctor Huergo en Clarin Rural
Hace treinta años, fuimos por primera vez al Farm Progress Show. Un pequeño grupo, integrado por productores y fabricantes de maquinaria agrícola, visitó la que por entonces era la mayor muestra de tecnología agropecuaria en acción.
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"Biodiesel, una industria madura" editorial de Hécor Huergo en Calrin Rural
El único argumento que brindó el viceministro de Economía, Axel Kicillof, para explicar el aumento del cien por ciento (pasaron del 12 al 24%) en las retenciones del biodiésel fue que “es una industria madura”. Una definición temeraria: hace unos meses se celebró, en Avellaneda (norte de Santa Fe) la primera exportación de biodiésel, concretada en octubre de 2007.
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"Entre la lógica y la frustración" editorial Clarin Rural de Héctor Huergo
De un lado, todo bien, hasta muy bien. Del otro, todo mal. Muy mal.
Empecemos por el bien. Esta semana se instaló en Rosario, donde sesionó el XX Congreso de Aapresid, donde la siembra directa es simplemente la metáfora que sintetiza el enorme poder creativo de la agricultura argentina, devenida en la más moderna del planeta.
Allí desfilaron las novedades del año, en decenas de lanzamientos, más de 40 talleres y conferencias que reunieron a 3000 ávidos participantes. Entre ellos, muchos visitantes extranjeros sorprendidos, como los de Arcadia, la compañía californiana de biotecnología que compró el evento de tolerancia a la sequía de Bioceres. “It works!” (funciona!) exclamó cuando le preguntamos cómo había andado este año con la tremenda sequía. Recordemos que Bioceres es una empresa que nació hace diez años, para canalizar inversiones al desarrollo de biotecnología argentina. A través de convenios con grupos de investigadores del sector público (INTA, Conicet, Universidades) se logró desarrollar y patentar eventos transgénicos de enorme interés, como éste. O el de la quimosina, cuajo vegetal que ya entró al mercado.
En el mismo sentido positivo, se puede contabilizar la presencia del ex Ministro de Agricultura y actual presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez. El autor del Plan Estratégico Agroalimentario fue a Aapresid a entregar un reconocimiento a la comisión directiva, y a declarar “de interés legislativo” el trabajo institucional de la entidad. Una señal de distensión, en momentos en que nuevos nubarrones se acumulaban en el horizonte agrícola: pesificación de los mercados de futuros, rumores de retenciones, cambios en la política oficial de biocombustibles.
Pero mientras esto sucedía, también Rosario era epicentro de una escalada peligrosa en el conflicto lácteo. Mientras los tamberos se movilizaban con piquetes en cuarenta plantas -algunos muy fuertes como los que involucraron a La Serenísima en Trenque Lauquen y Canals-, una reunión clave con los ministros de Agricultura de Córdoba y Santa Fé, y con la presencia del secretario de Lechería de la Nación, terminaba en un escándalo con la expulsión de varios dirigentes genuinos del sector. Lejos de una solución para un sector gravemente comprometido por los dislates de la política oficial, agravados ahora por la caída de los precios internacionales, la cuerda se tensó al límite. La imagen ominosa de la leche derramada en las banquinas marca la profundidad de la crisis.
Al mismo tiempo, crecía la preocupación por los cambios drásticos en el régimen de biocombustibles. Forman parte de la nueva estrategia de control total por parte del Estado. Al cierre de esta edición se confirmó la duplicación de los derechos de exportación al biodiesel, complicando los embarques que ya venían mal por el cierre del mercado español como represalia por la expropiación de las acciones de la empresa en YPF. Al mismo tiempo se fijó un precio no remunerativo para el mercado interno.
Esto generaría pérdida de competitividad de la cadena sojera, donde el biodiesel contaba con un margen atractivo. Al desaparecer éste, el efecto es comparable al de la suba de retenciones: aumentar los derechos de exportación del biodiesel un 10% (es lo que trascendió) es más o menos lo mismo que subirle un 5% a la soja.
En los últimos cinco años, se construyeron quince fábricas de biodiesel, que pueden procesar 3 millones de toneladas de aceite por año. La inversión alcanzó a los mil millones de dólares, amparada por una política impulsada por el gobierno K. El golpe de timón es como el impacto de un exocet por debajo de la línea de flotación del sector más dinámico de la economía argentina. Sin embargo, el efecto irá mucho más allá: la sensación de que en la Argentina, la apuesta más lógica termina en una frustración.
"Otra vez la sombra doliente" editorial de Héctor Huergo en Clarin Rural.
Como la sombra doliente de Santos Vegas, un cúmulo de amenazas cubrió nuevamente la pampa argentina. La primera brotó la semana pasada: la pesificación de los contratos de futuros en los mercados a término. Esto había surgido como una versión, pero la propia presidenta del Banco Central salió a confirmarlo.
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