Chiche Gelblung puso el punto sobre la paradoja central. El jueves, me saca al
aire y dispara: “decime Héctor, ¿cómo es posible que si el campo está tan mal,
si no se escuchan más que quejas, después se llene Expoagro y se vendan máquinas
de 400.000 dólares?”. ¡Qué momento!
Leer más:"La permanente huída hacia adelante"
La idea de desdoblar el mercado de trigo entre lo que debe destinarse a consumo interno y lo que queda liberado para exportar, es una mejora frente al sistema actual de los ROE emitidos al ritmo que se le ocurre al secretario de Comercio.
La idea de desdoblar el mercado de trigo entre lo que debe destinarse a consumo interno y lo que queda liberado para exportar, es una mejora frente al sistema actual de los ROE emitidos al ritmo que se le ocurre al secretario de Comercio.
Propuesta hace muchos meses por Agricultores Federados Argentinos (AFA), la iniciativa fue impulsada por el anterior ministro Julián Domínguez y su equipo. Y su sucesor, Norberto Yauhar, manifestó su apoyo al mecanismo, que consiste en que los productores reserven un 40% de su cosecha para el mercado interno, y dispongan de ROEs para vender el 60% restante.
El engendro es una mejora respecto al régimen vigente en los últimos cinco años, cuando en nombre de la defensa de la mesa de los argentinos, se terminó con la competencia tradicional entre todos los compradores, los del consumo interno y de la exportación. El concepto central era independizar (“desacoplar”) los precios internos de los internacionales, de modo que la inflación externa de los granos básicos no se trasladara al precio de los alimentos.
El fracaso quedó subrayado por un espeso trazo de evidencias. Se achicó sustancialmente la producción de trigo, se frenó la necesaria expansión del maíz, y se liquidaron millones de cabezas de ganado en la cara del alborozado secretario de Comercio.
Moreno se reía de quienes vaticinaban un rápido final del festival de la carne barata de 2005 al 2009. De pronto, el carnaval se terminó y la escasez le estalló en las manos. Los precios del ganado se dispararon, a pesar de que no claudicó en sus esfuerzos y aprietes de todo tipo para frenar la estampida. Con exportaciones en los mínimos históricos, hoy la carne vacuna argentina es la más cara de América.
Todo tiene que ver con todo. La suba del ganado debiera ser el mejor remedio para la crisis comercial del trigo. Es vox populi, en Chicago, que los grandes excedentes de Europa Oriental se están destinando al mercado forrajero. El trigo vale hoy en el mundo un 15% menos que el maíz.
Esto pasa también en la Argentina, pero hasta ahora han sido pocos los productores que optaron por este destino. Algunos contratistas de silo salieron a proponer la alternativa de picarlo, lo que hubiera sido una solución no solo para resolver el problema comercial ahora generalizado, sino para afrontar la grave situación que está generando el atraso de las lluvias en el maíz.
En otras palabras, los productores (no todos), tenían una alternativa en el novillo de 2 dólares el kg, que determina un trigo de más de 200 dólares la tonelada, cuando se están ofreciendo valores del orden de los 100 dólares.
Claro, para eso hay que tener novillos. Pero incluso los que los tienen, sean criadores o feedloteros, han tomado desaprensivamente los consejos de evaluar el uso de trigo como forraje. Lo veían como un sacrilegio.
Hoy en los Estados Unidos, en Europa, en Canadá, en Australia y en China, el trigo forma parte de las dietas de todo bicho que camina y va a parar al asador.
Más allá de que podría y puede haber sido solución interna, lo que esta realidad pone de manifiesto es el favor que le hace a países como la Argentina el uso de maíz para producir etanol. Con la competencia del trigo, y las crecientes cosechas en los EEUU gracias al aluvión biotecnológico, el precio se habría derrumbado. Arrastrando a la soja, que siempre es maíz x2. Gracias al etanol, hoy todo el mundo mira la sequía sudamericana: si fracasa la cosecha de la región, habrá penuria alimentaria y energética. Subirá todo, desde la leche hasta el fois gras de la mesa de los franceses.
Como se ve, las interacciones son demasiado fuertes como para que un funcionario, tocado por la tentación del bien, pueda manejar todas las variables. Pruebas al canto.
“La vida de ningún hombre, su libertad y sus propiedades están seguras mientras el Congreso está sesionando” (“no man’s life, liberty, or property are safe while the congress is in session”), sentenció alguna vez Mark Twain. Esta semana se confirmó en Rivadavia y Entre Ríos.
Leer más:El Congreso ya está sesionando. Editorial de Héctor Huergo
Continuidad. Muchos, en el campo, acometen los nuevos tiempos con indisimulada desconfianza. “Más de lo mismo”, recitan incrédulos cuando uno habla del cambio del discurso presidencial. Por más evidencias que se pongan sobre la mesa, todo termina con un “bueno, véndame el trigo”.
Y tienen razón. La cuestión clave en una política agropecuaria es el funcionamiento de los mercados, con su resultado de precios transparentes.
En su despedida del Ministerio de Agricultura, el miércoles pasado, Julián Domínguez convocó a las bolsas de cereales y a las cuatro cadenas de productos (Acsoja, Maizar, Argentrigo y Asagir). Allí se habló de seguir trabajando para darle más libertad a los mercados. Estuvo acompañado por su equipo: el secretario de Agricultura Lorenzo Basso, y el subsecretario Oscar Solís. Ambos, y también el subsecretario de Ganadería Alejandro Lotti, fueron ratificados por el sucesor de Domínguez, Norberto Yauhar.
Leer más:Precios. tecnología y mercado. Editorial de Héctor Huergo.
El horno no está para bollos. La caída de los precios de los granos actúa como aquellos espejos cóncavos gigantes que concentran la luz solar sobre una esfera metálica. Adentro, el líquido toma temperatura, se acumulan los vapores, aumenta la presión. Y, si no actúa la válvula de escape, la explosión es inexorable.
Leer más:El pescado sigue sin venderse. Editorial Héctor Huergo.
La presidenta Cristina Kirchner volvió a mostrar esta semana su interés por la cosa agraria. Voló en helicóptero de Rosario a Las Parejas, la capital de la maquinaria agrícola, para participar de una muestra industrial. Allí se volvió a entusiasmar con una pulverizadora automotriz Pla, similar a la que la empresa de la vecina Las Rosas acaba de embarcar a Estados Unidos. La anécdota está cargada de maticesLa presidenta Cristina Kirchner volvió a mostrar esta semana su interés por la cosa agraria. Voló en helicóptero de Rosario a Las Parejas, la capital de la maquinaria agrícola, para participar de una muestra industrial. Allí se volvió a entusiasmar con una pulverizadora automotriz Pla, similar a la que la empresa de la vecina Las Rosas acaba de embarcar a Estados Unidos. La anécdota está cargada de matices.
Primero, alguien debe haber asesorado bien a CFK respecto a la máquina que elogió, sin duda un producto muy elaborado y altamente competitivo. Lo primero que conviene recordar es que se trata de una máquina destinada a la aplicación de agroquímicos. El más importante es el famoso glifosato, que junto con la soja transgénica se constituyeron en la llave maestra de la Segunda Revolución de las Pampas.
Los tecnofóbicos que anidan en distintos cenáculos, muchas veces encumbrados en altos niveles del gobierno, deben haber tragado saliva. Ya en Tecnópolis, Cristina Kirchner había cantado loas a la nueva tecnología agropecuaria, hablando de genética en semillas y ganado, biotecnología y maquinaria. Ahora, encontró espacio para un chascarrillo: le pidió a Miguel Angel Pla que le haga una máquina “especial para fumigar a los que ponen palos en la rueda”.
Parece una idea un tanto extrema, rayana con la violencia. Pero como fue solo un chiste, vamos a seguirle la corriente, sugiriendo que analice dónde están los que frenan el desarrollo del sector que ella misma viene consagrando como clave de la economía nacional.
Esta semana, el funcionario responsable del comercio exterior, quien también está jugando un rol clave en la cuestión cambiaria, descubrió que hay 3 millones de toneladas de trigo sin vender. Las exportaciones siguen trabadas. Y ya llega una cosecha de 14 millones de toneladas. Solo ahí tiene a mano 1.000 millones de dólares contantes y sonantes, que entrarían de inmediato con el simple expediente de terminar con el gotero de los ROE. Muchos ya están picando el trigo para ensilarlo, o harán bolsas de grano húmedo para destino forrajero. Ya hemos hablado de esto: es una buena práctica, utilizada en todo el mundo. Pero aquí no se hace por conveniencia sino por necesidad.
Mientras esto sucede, las empresas proveedoras de insumos reciben aprietes telefónicos para demorar el pago de importaciones de fertilizantes y agroquímicos. El producto que más fertilizantes consume es el maíz. Es un cereal tan golpeado como el trigo por las dificultades para vender, y esto diluye el interés que existía por las siembras tardías. Por un puñado de dólares, se desabastece al mercado, orientando a los productores a pasar de maíz a soja. Más de lo mismo. Sin maíz, el año que viene no hay 110 millones de toneladas, la meta ansiada por al ministro de Agricultura Julián Domínguez, nuevamente elogiado por la presidenta esta semana. Pero los mejores esfuerzos de Domínguez y su equipo terminan naufragando en otras aguas.
Más allá de estas tribulaciones recurrentes, que generan una amarga imagen de inmovilismo, la presidenta ha dado otras pistas interesantes. El miércoles generó un multitudinario evento en la Casa Rosada, donde anunció nuevos créditos de organismos internacionales para riego a ser canalizados por el Prosap del MinAgro. Su discurso se emitió en pantalla gigante en el hotel Provincial de Mar del Plata, donde el Prosap celebraba su encuentro anual. Esta vez, con la participación de representantes de las grandes organizaciones agrícolas que, como El Tejar o Adecoagro, forman parte de la nueva estructura agropecuaria argentina. La presidenta también habló del rol del agro en la generación de energía, confirmando que el tema de los biocombustibles forma parte de la agenda del gobierno.
Pero el pescado aún sigue sin venderse.
Buenas noticias para los que sueñan con el valor agregado en origen. Se anunciaron dos nuevos proyectos de etanol a partir del maíz. Uno es “Agroctanos” en la provincia de Córdoba, que se suma a los ya avanzados de Biocuatro (una sociedad integrada por 20 productores e inversores de Río Cuarto), ACA (la Asociación de Cooperativas Argentinas) en Villa María, y la tradicional familia alcoholera Porta. El otro corresponde a un grupo de productores de Salta, en el departamento de Anta, la nueva frontera agrícola.
Buenas noticias para los que sueñan con el valor agregado en origen. Se anunciaron dos nuevos proyectos de etanol a partir del maíz. Uno es “Agroctanos” en la provincia de Córdoba, que se suma a los ya avanzados de Biocuatro (una sociedad integrada por 20 productores e inversores de Río Cuarto), ACA (la Asociación de Cooperativas Argentinas) en Villa María, y la tradicional familia alcoholera Porta. El otro corresponde a un grupo de productores de Salta, en el departamento de Anta, la nueva frontera agrícola.
El proyecto de Agroctanos es liderado por Haroldo Dahn y Eduardo Pasman, quienes sumaron al directorio a hombres de importante trayectoria en el ramo energético como Carlos Brambilla, Roberto Monti, José Astolfi, y Silvia Tacca (Gte. administrativo-financiera).
En diálogo con Clarín Rural , Eduardo Pasman detalló las características de la planta. Producirá 250.000 litros por día, consumiendo 625 toneladas de maíz por día. Se instalará en La Carlota, “un lugar estratégico tanto para el abastecimiento de la materia prima como para la distribución de etanol a los refinadores que lo mezclarán y lo comercializarán con las naftas”. Cuentan ya con el predio de 16 hectáreas ubicado en el km 501,3 de la Ruta 8, con energía eléctrica y gas natural, así como fuente de agua suficiente. Ya tienen asignada la cuota de mercado, en el marco de la Ley de Biocombustibles 26.093.
En rigor, originalmente el proyecto se iba a realizar en una provincia mesopotámica, a partir de otras materias primas. Finalmente optaron por el maíz, “y esto nos llevó a mudarnos a la zona típicamente maicera”, confiesa Pasman. Una cuestión clave es la colocación del subproducto DDGS, para lo cual están haciendo un estudio del mercado regional y de los mercados más alejados.
La inversión prevista ronda los 40 millones de dólares.
El proyecto salteño, por su parte, surgió de un grupo selecto de productores y empresarios de la región. El núcleo duro está conformado por los hermanos Fortuny, Javier Elizalde, José Monaldi y Eduardo Gómez Naar (titular de Combustibles del Norte, distribuidora de YPF y fraccionador de fertilizantes). La planta se instalará en el parque industrial de Anta, donde ya cuentan con un terreno provisto de todos los servicios (electricidad, energía eléctrica y agua). Se está evaluando la posibilidad de utilizar leña, abundante en la región, como fuente de energía renovable para los procesos de destilación y secado del co-producto de granos destilados.
“En Salta el potencial del maíz es excelente, pero toda la competitividad se pierde por el costo del transporte”, dice Fernando Fortuny. “Tenemos un descuento de 50 dólares por tonelada, a pesar de lo cual igual estamos rotando con maíz porque tenemos claro su papel en la conservación de los suelos”. Por eso la intención es crear una demanda nueva para el cereal, y sumar a los vecinos al proyecto una vez que se avance en su implementación. Actualmente la producción de maíz en el NOA no alcanza el millón de toneladas, contra 4 millones de soja. Este proyecto ayudará, esperan sus promotores, a equilibrar la ecuación.
La planta procesará 250.000 toneladas de maíz por año, para producir 82.000 metros cúbicos de etanol. Producirá subproductos como para alimentar la creciente cantidad de terneros que cría la provincia y luego se invernan y engordan en el sur. “Somos exportadores de terneros e importadores de carne vacuna; cuando la planta esté en marcha podremos integrar la producción de etanol con el engorde vacuno”, abasteciendo a los feedlots actuales y los que seguramente se instalarán para aprovechar la amplia oferta de WDGS (“wet distillers grains with solubles”), la parte del maíz que no fermenta en los reactores de la destilería y queda disponible para alimentación animal.
El grupo salteño ya se entrevistó con el responsable del área de biocombustibles, el ex titular de Agricultura Javier de Urquiza, quien les aseguró que el objetivo del gobierno nacional es impulsar la sustitución de nafta por etanol mucho más allá del 5% que propuso inicialmente la ley de biocombustibles. “Brasil está arriba del 20% como promedio nacional, y tienen motores que funcionan con 85% de etanol, así que no tenemos techo a la vista para ampliar la producción de este biocombustible en el país”, dijo de Urquiza.