"Para muestra basta un botón"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 26 de noviembre de 2016
Hace quince días, cuando editorializamos sobre las posibles consecuencias del triunfo de Donald Trump en las elecciones de los EEUU para el agro argentino, remarcamos que la cuestión clave se centraría en su actitud respecto a los biocombustibles. Bueno, ya empezamos.
El miércoles, llegó la primera muestra. La cotización del aceite de soja en Chicago pegó un salto del 7%, el más fuerte del que tengo memoria, arrastrando por supuesto al poroto. Si bien el contenido de aceite en la soja es del 18%, como su precio por kilo es 2,5 veces el de la harina (el otro derivado), finalmente explica entre el 40 y el 50% del precio del grano. Así, la soja ganó un 4% y dejó a todos jadeando. Ayer siguió subiendo.
¿Qué fue lo que pasó?
La Agencia de Protección Ambiental de los EEUU (EPA) anunció el mismo jueves un fuerte aumento del standard de biodiesel para los próximos tres años. En otras palabras, mayor demanda y consumo. La EPA había sido vapuleada por Trump durante la campaña. Uno de sus caballitos de batalla fue atacar la cuestión del cambio climático, anticipando una marcha atrás en las políticas de impulso a las energías renovables que se vienen desarrollando desde hace más de una década.
Es decir, desde cuando los republicanos estaban en el gobierno. Obama simplemente continuó la saga iniciada por George Bush, aunque con objetivos distintos.
Para Bush, la cuestión era zafar de la dependencia del petróleo importado. “Somos adictos a la nafta”, sentenció. Y promovió el uso del “petróleo nacional”, que era el maíz. El etanol entró en ebullición. En diez años, se pasó de cantidades insignificantes, a un 10%. Un tercio de la cosecha de maíz norteamericana se destinó a etanol combustible. 130 millones de toneladas, cinco cosechas argentinas, el segundo exportador mundial.
Para su sucesor demócrata, la cuestión no era tanto la escasez, sino la necesidad de alinearse con la movida global hacia un mundo más verde. La EPA fue el brazo armado para ejecutar esta política. Por eso se convirtió en el blanco de la ira de Trump. Los analistas leyeron esta reacción de la EPA como una clara venganza, ya que deja a Trump ante la decisión de vetarla. Esto le provocaría un conflicto con la fuerte base republicana de las zonas agrícolas, claramente beneficiadas por el nuevo standard.
El aceite de soja es la materia prima utilizada para producir el biodiesel, un biocombustible que sustituye al gasoil, derivado del petróleo. La “huella de carbono” del biodiesel es muy favorable, ya que la planta de soja captura CO2 del aire y lo convierte en aceite.
El mercado del aceite de soja está deprimido, como consecuencia de una sucesión de buenas cosechas en los tres grandes productores: EEUU, Brasil y Argentina. El jueves se situaron en los valores más altos en un año. La EPA no tocó nada respecto al etanol de maíz convencional (a partir del grano), razón por la que el “forrajero” no se movió.
"La alarma está sonando, allá y acá"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 19 de noviembre de 2016
La alarma sonó en Estados Unidos. Jarod Creed, director de Gavilon Producer Solutions, una consultora que ayuda a los farmers a proteger los precios de sus cosechas, avisó que Brasil y Argentina aumentarán la producción de maíz en 30 millones de toneladas esta campaña. La soja, por su parte, crecerá 7 millones de toneladas. “Esto hará más dificultoso encontrar espacio para nuestras grandes cosechas”, sostuvo ayer el experto en una entrevista del programa de TV AgDay.
Frente a este panorama, recomienda dos cosas a sus clientes: no dormirse con la colocación de la cosecha “vieja” (la 2016, que están terminando de levantar ahora), y empezar a construir precios para la de 2017, que comienzan a sembrar en abril próximo. “Habrá mucha volatilidad y hay que aprovecharla”. En particular, en soja, donde saben que es muy difícil competir frente al descuento de 50 centavos por bushel (5%, unos 18 dólares por tonelada) de la soja sudamericana. Entre Argentina y Brasil sumarán 160 millones de toneladas, un 50% más que la cosecha récord de los EE.UU. “El debilitamiento del real esta semana agrega competitividad a la soja brasileña”, remató Creed.
La soja es el producto más dinámico de la agricultura mundial. Su expansión se basa en dos pilares: una demanda consistente para sus dos derivados principales (la harina proteica y el aceite), y un crecimiento continuo de los rindes, a través de la tecnología. La Argentina lideró la tasa de crecimiento entre 1996 y 2008, combinando aumento de superficie y rendimiento unitario. Y al mismo tiempo consolidaba el cluster con enormes inversiones en toda la cadena, desde la semilla hasta el crushing, desde el silobolsa hasta el dragado de la hidrovía.
"Otra vez, la sombra doliente del agua"
Editorial del Ing. Agr. Hëctor Huergo en Clarín Rural del 29 de octubre de 2016
La sombra doliente de la inundación en la llanura pampeana se ha convertido en una recurrencia pertinaz. La tarea de la hora es proteger vidas y salvar lo que se pueda, con especial énfasis en evitar que se inunden los pueblos. Ahí se privilegian, correctamente, los esfuerzos. La cuestión de fondo, mientras tanto, es analizar lo que está pasando. Y ver qué hacer, pensando en que están afectadas cientos de miles de hectáreas de alto potencial productivo.
El año pasado, cuando las aguas ensañaron en la cuenca del río Luján, hubo consecuencias políticas tremendas. La desidia e impotencia del gobierno bonaerense ausente, contrastó fuertemente con la foto de la por entonces candidata a gobernadora María Eugenia Vidal en botas de goma. Es probable que aquella imagen haya definido las elecciones. No solo en la provincia, sino en la Nación. Hoy, Vidal tiene en las manos un fierro al rojo que no se enfriará fácilmente. Pero el problema es tan grande que convoca a todo el mundo. Córdoba tiene saturadas las napas en las mejores zonas agrícolas. La Pampa está en litigio con Córdoba y Buenos Aires, con episodios de violencia inusitada.
En aquel momento, dijimos en estas páginas que había que recurrir a los ingenieros holandeses. Y allá fuimos. Son los que más experiencia tienen en esto de pelearle al agua: hace 500 años, cuando Amsterdam por enésima vez fue barrida por el desborde de los grandes ríos que la circundaban, dijeron basta. Construyeron Netherland, los Países Bajos, que hoy albergan a 17 millones de habitantes que, en buena parte, viven por debajo del nivel del mar. Sobre 4 millones de hectáreas de polders, producen prácticamente toda la comida que necesitan y les quedan hortalizas, quesos y flores para exportar a todo el mundo.
Con rápidos reflejos, la nueva administración bonaerense celebró un acuerdo con Países Bajos. Clarín Rural acompañó una visita al reino de Máxima. A los pocos días, el propio ministro de Agricultura nederlandés vino a la Argentina acompañado de los expertos. Se empezó a trabajar en serio.
La complejidad es enorme, porque la llanura pampeana es tremendamente extensa y, sobre todo, plana. Y la situación se agrava en el escenario de cambio climático que, con toda certeza, explican académicos como el dr. Vicente Barros. El científico asegura, con argumentos sólidos, que en esta región se expresan con particular virulencia las consecuencias del calentamiento global. Episodios extremos que parecen responder a algo más que un ciclo de grandes lluvias. Por eso en Clarín Rural nos ocupamos tanto de los biocombustibles: no solo constituyen un camino de valor agregado, sino que implican una contribución a la batalla global para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Si este es el escenario, hay que tomar el toro por las astas. Dejar de lado las muletillas estilo “Florentino Ameghino decía que había que hacer obras de retención, no de desagües”. Hay que hacer las dos cosas, y mucho más. Tampoco sirve culpar a la soja o a la siembra directa, porque evaporan menos que otras coberturas, ya sea pasturas o cereales de invierno y verano. Aquí y ahora, la cuestión es que llueve mucho más.
Tengamos además en cuenta otra cosa. El salto tecnológico de la agricultura, a nivel global y en la Argentina en particular, es gigantesco. Y viene un aluvión de nueva tecnología, con la agricultura de precisión, la conectividad, el big data, la inteligencia artificial, la robotización. En este contexto, lo que el país necesita son tierras. Nuevas tierras es imposible, porque mucho no hay y la presión de los ambientalistas trabará cualquier desarrollo posible. La ominosa penetración de la ideología de “los humedales” es una toalla mojada golpeando los riñones productivos de un país que necesita salir de la pobreza.
Entonces, lo primero es recuperar las tierras productivas. Estas pampas también se caracterizan por su resiliencia, así que esto va a suceder más pronto que tarde. Pero al mismo tiempo hay que pensar en la construcción de una nueva pampa húmeda. Barajar y dar de nuevo.
"La sinfonía del destino"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 22 de octubre de 2016
Augusto Roa Bastos decía que lo que llamamos destino es lo que nosotros hacemos con nuestra propia vida. Como creo que tiene razón, quizá sea el momento de parar un poco la pelota con algunas sentencias que, de tanto machacar, parecen ir ganando la batalla conceptual. Porque quizá estemos errando el vizcachazo.
“Tenemos que dejar de ser el granero del mundo para ser la góndola del mundo” (aplausos), es la idea que impregna a toda la agroindustria. “Hay que exportar con valor agregado” (más aplausos). “Sí, y con marca” (aplausos y vítores). “Y con redes propias de distribución” (todos al obelisco).
Yo también aplaudo. Pero la realidad siempre se subleva. No todo es góndola ni packaging ni etiqueta Y el valor, que es lo esencial, parece invisible a los ojos. Hay mucha vida antes de las marcas y los exhibidores.
La semana pasada, nuestra nota de tapa fue sobre Arcor, la emblemática empresa de alimentos con marca, cuyas golosinas nos asaltan con apariciones insólitas en los kioskos de los rincones más remotos del mundo. Pero, oh sorpresa, Arcor acaba de crear su Gerencia de Agronegocios. Con la inauguración de su planta de molienda húmeda de maíz, para producir jarabe de fructosa y otros derivados del cereal que inventó el Inca Viracocha, la empresa agrega un nuevo foco. Ya no apunta solo a la integración vertical, y “llegar a la góndola”. Incursiona en el mundo de los ingredientes, de los bienes intermedios, insumos para otras industrias de aquí y de afuera. Porque el foco sigue estando en la exportación.
Si hay una compañía de alimentos con marca es Molinos. Aceite Cocinero, harina Blancaflor, fideos Matarazzo, Luchetti, etc. etc. Bueno, Molinos acaba de crear una nueva entidad, Molinos Agro, que se independiza funcionalmente de las marcas. Apuesta a pleno a la expansión del negocio de los básicos, fortaleciendo la logística y apuntando al mercado global, donde ya son importantes players. Pero van a más: acopios, crushing de soja, puertos. Ven un horizonte mucho más amplio. No han escondido, en presentaciones públicas, su visión respecto a las dificultades de instalar marcas nacionales en el mundo. No hay nada vergonzante, ninguna “primarización” en esta apuesta cantada.
"Arcor, la compañía que se expande del caramelo a los agronegocios"
Por Héctor Huergo . Nota de tapa del suplemento Rural de Clarín del 15 de octubre de 2016
La cadena del maíz.
La empresa cordobesa inauguró en Arroyito su tercera planta de molienda húmeda de maíz, la cual procesará 600 toneladas de
cereal por día.
La planta de Arroyito, Córdoba. Se convierten en el mayor procesador de maíz del país.
Para la mayor parte de la sociedad, Arcor es una gran fábrica de golosinas. Para la mayor parte de los consultores y comunicadores, es una gran empresa de alimentos. Para mí, desde que visité por primera vez (hace veinte años) la operación madre de Arroyito, era una potente compañía agroindustrial. Allí se convertían el sol, la lluvia y el suelo cordobés en caramelos, el nodo central de una cascada fascinante de procesos inteligentes.
Arrancaban con la glucosa, obtenida del maíz, y el dulce de leche a partir de sus tres grandes tambos aledaños. Una integración vertical que incluía la fábrica de cartón y toda la parafernalia del packaging.
Escribí algo sobre eso en aquel momento, y quizá no haya convencido mucho a la agencia de comunicaciones de la empresa. Parecía que pertenecer a la rama agroindustrial era un desmérito para una empresa que disputaba el podio entre los grandes de la industria nacional. Eran los tiempos del “acero versus caramelos” y el acero ganaba por nocaut.
Pero los escenarios cambian. La soja era una promesa, pero se había estancado en las 15 millones de toneladas y la recién instalada capacidad de crushing no podía con ellas. Veinte años después, estamos llegando a las 60. Cuatro veces más. Y hay que traer soja de Paraguay y Brasil para plena ocupación. No fue magia.
Mirá también: Un compañía con una visión integral
Sin otro plan que el apretarse contra los yuyos (como decía Atahualpa Yupanqui), creció sin hacer baruyo y la Argentina se encaminó hacia su esencia agroindustrial. Sólo por ello es viable.
Arcor no incursionó en la soja, pero en sus adentros siguió madurando la idea de complejo agroindustrial. Tanto, que al despuntar este año con un nuevo ciclo político y económico, constituyó su Gerencia de Agronegocios. Ahora, la compañía tiene tres áreas definidas: esta nueva unidad de negocios, al mando de Modesto Magadan, que se suma a la de Consumo Masivo y la de Packaging.
La nueva planta de Arcor para el procesamiento del cereal. Con 70 millones de dólares de inversión esta planta de fructosa se suma a la original de Arroyito y otra en Tucumán.
El hito de esta visión ampliada fue la inauguración, hace pocas semanas, de la imponente planta de molienda húmeda de maíz en la mismísima Arroyito, donde nació la empresa hace 65 años. En la ocasión, Luis Pagani, presidente de Grupo Arcor, dijo: “Desde sus inicios, Arcor asumió un compromiso con la calidad de todos sus productos y para poder cumplirlo, llevó adelante una importante estrategia de autoabastecimiento de sus materias primas. Esta experiencia adquirida a través de los años, nos impulsa a crear la División Agronegocios, potenciando nuestras ventajas competitivas y condiciones inmejorables que brinda el país en materia agroindustrial”.
Con una inversión de 70 millones de dólares, la planta tiene una capacidad de proceso de 600 toneladas de maíz por día, que se convierte en jarabe de fructosa.
Esta se destina a la producción de bebidas gaseosas, aguas saborizadas y jugos, entre otros destinos. De esa elaboración salen subproductos (germen, fibra y proteínas) que se utilizan como materia prima de alimentos balanceados para mascotas, ganado vacuno, porcino y aves.
Modesto Magadan está en su salsa. Se crió en el campo de la familia, en Bordenave, y lleva más de veinte años en Arcor, donde recorrió distintas posiciones hasta desembarcar en esta nueva responsabilidad.
Modesto Magadan es el referente de la nueva Gerencia de agronegocios de Arcor.
“Definimos que queremos apostar a una Argentina más lógica, apuntando a los Agronegocios”, dice Magadan a Clarín Rural.
“La planta de fructosa es parte de esto. No es para consumo propio en integración vertical, es para proveer a terceros. Es la tercera que ponemos en marcha en este rubro: la original de Arroyito, una en Tucumán, y ésta, que implica una ampliación del 80 por ciento en procesamiento de maíz”.
No es moco de pavo: desde ahora, Arcor es el mayor elaborador de maíz de la Argentina, con 550.000 toneladas anuales. Entre las tres plantas, digiere diariamente 1.400 toneladas, a las que hay que sumarle otras 200 de la planta de molienda seca (destino alcohol no combustible, polenta Presto Pronto, trozos de maíz, etc) de San Pedro (provincia de Buenos Aires).
Sin embargo, para la compañía no todo tiene que ver con este cultivo ya que también intervienen en el negocio triguero, en el azucarero y se interesan por las bioenergías.
“El maíz es un gran nodo para nosotros -asegura Modesto-. Vamos claramente a una expansión de la producción, y es la oportunidad que tenemos a la vista. Se pueden hacer infinidad de cosas y la Argentina tiene un potencial enorme. Nuestra misión es agregarle valor a través de la elaboración industrial, con foco en la exportación. No queremos exportar maíz, sino almidones, edulcorantes, proteínas. La burlanda seca, por ejemplo, tiene muy buena demanda”.
La planta se concibió aplicando criterios de eficiencia energética y sustentabilidad. La idea era reducir al máximo la generación de efluentes y el reciclado de elementos críticos como filtros.
“No fue una compra llave en mano, fue ingeniería ‘in house’ tomando como base nuestra experiencia en las otras plantas de la empresa”, agrega el ejecutivo.
En la mira están otros productos como proteínas y fibras alimentarias, pero también algunos que escapan al rubro alimenticio. Por ejemplo, bioplásticos, que podrían integrarse con su unidad de Packaging.
En sus segmentos agroindustriales, Arcor ocupa a 1.150 personas, sobre un total de 21.000 dependientes a nivel global, de los cuales 13.000 están en la Argentina. Esta nueva planta genera 120 puestos de trabajo, más todo lo que difunde corriente arriba y corriente abajo.
Y, en términos de maíz, con la nueva planta es la número uno, procesando medio millón de toneladas/año. Es apenas la punta de un iceberg de 40 millones de toneladas
"Carne o soja?: carne y soja"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 15 de octubre de 2016"
Pasó casi desapercibido, pero en la Argentina es frecuente que, como dijo El Principito, lo esencial sea invisible a los ojos. Pero sin duda que la entrada de Tyson Foods, el procesador de carne más grande en los EE.UU, en una ronda de capitalización del start up Beyond Meat es un hecho de extraordinaria relevancia. Es la primera vez que una empresa del mundo de la carne invierte en otra que apunta a sustituirla.
Beyond Meat (que significa “más allá de la carne”, lo que tiene una connotación de “superadora”) es una empresa que nació hace siete años en Los Angeles, California. Su propuesta es producir hamburguesas vegetales y una variada gama de alimentos basados en proteína de soja, arveja y otras especies. En sucesivas rondas de capitalización, logró atraer inversores de renombre, entre ellos Bill Gates.
No se trata del final del negocio de la carne vacuna, ni de ninguna proteína basada en la crianza y sacrificio de animales. La humanidad, a medida que mejora sus ingresos, consume cantidades crecientes de carnes de todo tipo, y esta es la tendencia de fondo que sigue dominando la escena. Sin más, una delegación de alto nivel de la industria frigorífica exportadora está viajando hoy al SIAL de París, la mayor feria de alimentos del mundo. El propio ministro de Agricultura, Ricardo Buryaile, bendecirá el reingreso de la carne argentina en las grandes ligas, tras el frustrante ciclo K.
"Digiriendo la mala noticia"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 8 de octubre de 2016
La decisión de mantener en el 30% las retenciones para la soja por un año más es una pésima noticia, no solo para el campo (obviamente, el damnificado directo) sino para el conjunto de la sociedad. Implica, fundamentalmente, una claudicación camuflada en argumentos tan endebles como efectistas. Una primera manifestación del riesgo de caer en “la tentación del bien” con la que Francesco Di Castri demonizaba a los políticos, en sus recordadas intervenciones en aquellos congresos de Aapresid.
La realidad es que esta medida no tendrá impacto fiscal favorable, sino todo lo contrario. Lo remarcó el economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Ramiro Costa. Una quita de 5 puntos, como estaba programada, tendría un correlato en un aumento de la producción. Los funcionarios del MinAgro lo saben, pero tropezaron con la misma piedra que sus antecesores históricos, que nunca pudieron contra la tenacidad de los de Hacienda en su cuenta de almaceneros. Creen que con retenciones del 30% en el 2017 iban a recaudar unos 800 a 1000 millones más. Nada que ver.
Además de recaudar los mismo, se van a perder los efectos de una mayor producción posible, con todo lo que ello significa en materia de mayor venta de insumos, y luego un flujo de 3 a 5 millones de toneladas de soja adicionales. Conviene recordar que la industria de crushing cuenta con capacidad superior al volumen de la cosecha. Birlarle este volumen encarece sus costos, reduce la operatoria portuaria y también unos 10.000 viajes.
"Un costo políticamente correcto" Nota de opinión del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín del 4 de octubre de 2016
La decisión del presidente Mauricio Macri respecto a la continuidad de las retenciones a la soja tiene una componente política mucho más fuerte que las consecuencias económicas. Es probable que el objetivo fiscal buscado con la libreta de almacenero, se escurra como el agua en una canasta de mimbre. Pero dará respuesta a la presión de los sectores sociales que consideran que el agro había salido privilegiado en estos primeros meses de la administración Cambiemos.
El “beneficio” que había recibido el agro consistió en que bajaron a cero los derechos de exportación de maíz, trigo y girasol, que ya no significaban mucho en la ecuación del campo. El efecto de la política K había derivado en las menores siembras en un siglo. En soja, sólo se redujeron de 35 a 30%. Conviene recordar entonces que se le siguió pidiendo al sojero uno de cada tres camiones de la mercadería cosechada, puesto en el puerto y con el flete pago, más el IVA.
La promesa era que esta carga fiscal se seguiría reduciendo a un ritmo de un 5% por año. Los productores esperaban una quita de “sólo” el 25%. Pero desde hace un par de meses comenzó a correr el rumor de que la crisis fiscal no permitiría concretar la promesa de campaña, repetida luego insistentemente por el propio presidente.
Ese 5% significa una recaudación de entre 800 y 1000 millones de dólares en 2017 adicionales a los 7.000 que aportaría el 25% previsto. Está suficientemente demostrado que la oferta agrícola tiene una fuerte elasticidad/precio. El sector es muy sensible a las señales de precios. La manifestación más reciente de esta realidad es lo que sucede con la campaña 2016/17: la eliminación de las retenciones al trigo, maíz y girasol, generaron un fuerte aumento de la intención de siembra de estos cultivos. Como contracara, había una caída de un millón de hectáreas para la soja, a pesar de la promesa de reducir las retenciones. Es decir, con la realidad imperante hasta ayer, ya se descontaba un 5% de pérdida de área.
Ahora, con el mantenimiento del 30%, el escenario más probable es una caída adicional de la producción. El primer efecto de las retenciones es que alteran la relación insumo/producto. Es decir, castiga la incorporación de tecnología. Se tiende a producir sólo sobre la base de lo que hay en el suelo. Menor rinde, menor producción.
A diferencia de los EEUU, donde las mejores zonas agrícolas compensan con rinde la mayor distancia a puerto, en la Argentina a medida que nos alejamos de la zona núcleo los rindes bajan y los riesgos se incrementan. Esto dejaba fuera de juego a importantes áreas sojeras, en particular del NOA. Así que la contribución al fisco iba a ser prácticamente nula. Alertado de esta situación, el gobierno dispuso un reembolso del 5%, que equivale a devolver lo que primero se quita. Difícil calificarlo como un “beneficio”.
Un aspecto positivo, dentro de la mala noticia de la vigencia del 30% por un año más, es que se establece por decreto un cronograma de quitas futuras, a partir de enero de 2018. Será a un ritmo de 0,5% mensual, hasta diciembre de 2019. Si se cumple, como todo lo indica, en ese momento la retención será del 18%. En lugar de entregar uno de cada tres camiones, los sojeros entregarán uno cada cinco.
"Feedlot-etanol-biogás, ganadería 360"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 1 de octubre de 2016
El feedlot es, sin duda, el mayor salto tecnológico que dio la ganadería argentina en los últimos años. Frente la fuerza de la tradición del engorde pastoril, se trata de una verdadera ruptura paradigmática.
Desde principios del siglo XX, pari passu con los Estados Unidos, en la Argentina hubo intentos de avanzar por la ancha avenida del engorde a corral. El primero fue el de la familia Drabble, en General Villegas. Allí engordaban, en 1910, unos 10.000 novillos alimentados con silo de maíz cortado a machete y transportado en carretones playos, traccionados por caballos, que también lo pisaban. Se repartía con horquillas en comederos de madera.
En los 70, Raúl Rula Firpo, en Canals, alimentaba a corral los míticos toros de La Danesa. El grupo Ferruzzi, en El Socorro, tenía un feedlot bajo techo y con piso de cemento. Abbot Reynal (King Ranch) desarrolló un proyecto en Las Lechiguanas, en 1972, polderizando las islas para aprovechar su extraordinario potencial forrajero.
"La soja ese recurso natural"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 24 de septiembre de 2016
Leo muchos artículos sobre empresas que cotizan en Wall Street y sigo atentamente las opiniones de analistas del mercado de granos. Siempre me llamó la atención que al final de cada nota hay un “disclaimer”, en el que el autor remarca que no tiene ni acciones ni posición tomada en ningún papel involucrado en la nota.
Aclaro entonces yo también: no tengo soja. La última vez que sembré fue en 1975, cuando obtuve el récord zonal de 15 quintales por hectárea con una Clark 63. Ahí en ese mismo campo hoy sacan 45 quintales. Primer corolario: dedicado especialmente al economista Eduardo Levy Yeyati, quien dijo en el imponente Congreso CREA, ante 7.000 fervorosos militantes de la Segunda Revolución de las Pampas, que la Argentina no puede desarrollarse a partir de sus “recursos naturales”.
Por las dudas, la soja no es un “recurso natural”. Ni un yuyo. Es un producto de alta tecnología inteligente. De lo contrario no se hubiera triplicado el rinde en apenas 40 años. Esto no pasa con el petróleo o los minerales. La incidencia del “recurso natural” tiende a cero. Pronto no hará falta ni suelo para producirla.
"Cuando los planetas se alinean"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 17 de septiembre de 2016
Interesante semana para los bionegocios, con un balance muy positivo, a pesar de que siempre nos empeñamos en arruinar el estofado. Repasemos.
El mini Davos fue impresionante. Puso a la Argentina en el centro del tablero global, en un mundo super líquido que busca con avidez adonde invertir. Las tasas de interés son ridículamente bajas, hay excedentes financieros por trillones de dólares. Que por supuesto nunca hubieran venido si no hubiéramos cambiado nuestra postura frente a la comunidad global de negocios.
Bueno, en este foro, la vedette fue la agroindustria. Más allá del panel de reconocidos actores del rubro, como el inefable Gustavo Grobocopatel (Grupo Los Grobo) y Mariano Bosch (Adecoagro), y las presentaciones del equipo ministerial encabezado por Ricardo Buryaile, se destacaron otras presentaciones que atrajeron a los inversores.
Concretamente, el que compartieron el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, y el subsecretario de Recursos Hídricos, Pablo Bereciartúa. Trascendió que aparecieron empresarios planteando el interés por financiar o directamente invertir en riego a gran escala en distintos proyectos. Es uno de los rubros que más viene proponiendo el propio presidente Mauricio Macri. Uno de los interesados quiere desarrollar nodos de producción de biomasa, con riego, para convertirla en generación eléctrica. La bioenergía fue un tema que atravesó todo el foro, como parte sustantiva de las renovables.
"Defender con más energía"
"Editorial del Ing. Agr. Héctor A. Huergo en Clarín Rural del 10 de septiembre de 2016"
Cosecha récord de maíz y soja en los Estados Unidos. Stocks finales que crecen. Precios que ya no son lo que eran. Imaginemos lo que estaría sucediendo si la administración Macri no hubiese eliminado los derechos de exportación y las restricciones al maíz (también al trigo), ni reducido un 15% (del 35 al 30%) las de soja. Una debacle, con efectos sobre toda la economía.
Lo primero que arrancó, tras la asunción del nuevo gobierno, es la industria automotriz, motorizada por las camionetas. Al igual que en 2002: llegó la cosecha gruesa y con ella se activó la demanda de chatas. Hoy es el vehículo más vendido, por todo concepto. Y ya no es la industria petrolera, muy importante mientras duró la quimera del shale. Las inversiones en exploración se derrumbaron y la industria del petróleo se mantiene sobre la base de subsidios con endeble base de sustentación.
También se reactivó la industria de maquinaria agrícola, fuerte demandante de acero, pintura, rulemanes, electrónica. Empresas líderes como Agrometal, al borde del colapso un año atrás, ahora tuvieron que suspender ventas. Están al límite en horas extra. La acción de la compañía, en febrero de 2015 tocó el piso de $1,80. Ahora vale $18,00. Se multiplicó por diez y es la mejor performance en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
"La agroindustria llegó a IDEA"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 2 de septiembre de 2016
Y la agroindustria llegó a IDEA, la institución en la que anida lo más granado del empresariado nacional, y cuyo objetivo es “contribuir al desarrollo productivo y competitivo de las empresas e instituciones para que la Argentina se integre al mundo moderno y desarrollado”. Sucedió el jueves pasado, cuando la filial local celebró el Pre Coloquio 2016 del Instituto para el Desarrollo Empresarial Argentino, bajo el lema “Puentes al Futuro”.
El evento tuvo como eje un jugoso panel de Agronegocios, anticipando desde la filial IDEA Centro (con sede en Rosario, presidida por el entusiasta e hiper activo empresario Julián López) la creación de un área específica en la cincuentenaria institución. Y el propio López informó que en el tradicional Coloquio anual de Mar del Plata, entre el 12 y el 14 de octubre, habrá un fuerte espacio destinado al rubro, con una exposición por parte del CEO de Bioceres, Federico Trucco.
El hecho es tremendamente auspicioso. El mundo empresarial explicitó que también ve al sector agroindustrial como la locomotora de la economía. Ya lo había hecho el gobierno, desde que Mauricio Macri asumió la presidencia. Y lo repite cada semana.
El Pre Coloquio se celebró en la Bolsa de Comercio de Rosario. Buena elección: el auditorio, colmado por cientos de asistentes del mundo empresarial, está pegado al pit en el que los agentes del mercado transaban (a la vista de todos y separados por un vidrio) miles de toneladas de soja, maíz, trigo, con las pizarras mostrando en tiempo real las cotizaciones locales y las del Chicago Mercantile Exchange. Porque en esto, la Argentina está online. Y gracias a esto, la Argentina respira.
"Trompitos en la postal del campo"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo del 26 de Agosto de 2016
La postal del campo, esta semana: muchos tractores surcando los lotes de trigo, esparciendo urea con el trompo. En las cabeceras, las tolvas con el fertilizante para recarga. Hace diez años que no veíamos este paisaje. Llamado telefónico y confirmación: es muy fuerte y sorprendente la aplicación de urea al macollaje. Una práctica que se había perdido, lo que no solo repercutía en el rendimiento, sino en la calidad del grano.
Conviene recordar que la superficie cultivada se incrementó más de un 20% respecto a las raquíticas siembras de los últimos tres años, las más bajas en un siglo. Ahora, a la aplicación de fondo –también muy superior a la del año pasado—se suma la refertilización.
Esta es la respuesta, lineal y contundente, a la eliminación de las retenciones y las restricciones a la exportación. Los precios internacionales no ayudan, pero ha mejorado la relación insumo producto. Esto también es de manual de economía clásica: el precio de los fertilizantes, como de cualquier insumo de una cadena productiva, siempre tiende al precio del producto que con él se obtiene.