"Porqué subió la Soja" Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural del 01 Noviembre 2014
Dejemos de lado los estruendosos yerros de nuestros nuevos analistas de granos: el jefe de gabinete, el ministro de economía y hasta la propia presidenta. Hicieron fila para mofarse de los productores porque habían perdido plata al demorar la venta de su soja. Mientras tanto, la leguminosa subía sin cesar.
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"Las lecciones del mercado" Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural del 25 octubre 2014
“Mkts will do whatever they have to do to screw the most people involved” (los mercados van a hacer todo lo que tengan que hacer con tal de joder a la mayor cantidad de gente involucrada). La frase pertenece a un experimentado operador de Chicago, desconcertado por las sorprendentes subas de las últimas dos semanas, y la recordó esta semana el analista local José Frogone. Todo el mundo se timbeaba a la baja, porque arrancaba la mayor cosecha de soja de la historia en el Medio Oeste. Pero los granos dieron un respingo y quedó el tendal.
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"El fantasma de los excedentes" editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural 18 octubre 2014
Menudo chasco se deben haber llevado los fanáticos que, azuzados por el discurso oficial, rompieron un silo bolsa en Cañuelas. Creían que en esa caja de seguridad el “agrogarca” retenía soja, pero el tajo sirvió para que fluyeran 180 toneladas de maíz. Muchachos, hay 15 millones de toneladas de maíz que no tienen comprador porque el gobierno, que agoniza por falta de dólares, no abre la exportación. Ya estamos en plena campaña para la próxima cosecha y esta pésima señal se refleja en una caída del 15% en la intención de siembra de este cereal, una tendencia abonada por la abrupta caída de todos los precios. Pero al que más le pega es al maíz, por su mayor costo de producción, en particular la incidencia de los fletes.
Pero dejemos nuestras batallas culturales, porque después de todo solo queda un año para que termine este ciclo deletéreo. Lo perdido, perdido está, y la cuestión es programar la recuperación. Y para ello, lo primero es intentar un buen diagnóstico.
Para muchos, se terminó el “viento de cola” y volvemos a un panorama dominado por los grandes excedentes agrícolas. No es así. El mundo cambió definitivamente. La transición dietética y la demanda de bioenergía, los dos grandes drivers que impulsaron la liquidación de los stocks acumulados durante años de “más vendedores que compradores”, mantienen su plena vigencia. Lo que sucede es que se cumplió otro apotegma de la economía real, que dice que “el remedio para los altos precios son los altos precios”. El aumento vertiginoso de los granos alentó el aumento de la superficie sembrada y fue un fuerte impulso a la nueva tecnología en todo el mundo.
Los dos grandes protagonistas fueron el maíz y la soja. Ambos, típicamente americanos. En los EEUU se abandonó el “set aside”, que consistía en dejar tierras en barbecho bajo el velo del conservacionismo. Para acceder a medidas de apoyo, como precios sostén, créditos blandos, etc, los farmers tenían que dejar sin sembrar parte de sus chacras. Cuando los precios se dispararon, plantaron hasta adentro del jardín.
En Sudamérica el crecimiento fue mucho más fuerte. Brasil, Paraguay y Bolivia le ganaron a los cerrados más de 20 millones de hectáreas. Brasil creció con el doble cultivo soja-maíz. Argentina, y luego Uruguay, convirtieron campos ganaderos en agrícolas. Hace diez años, Argentina y Brasil empardaron la producción de soja de los EEUU. Hoy, a pesar de la gran cosecha norteamericana, Brasil no necesita acompañantes para ser el número uno. Y ya es el número dos en maíz.
Entonces, reaparece abruptamente el fantasma de los excedentes. Y su consecuencia, los bajos precios. Es probable que haya que lidiar con este panorama por un tiempo. Sin embargo, así como el remedio para los altos precios fueron los altos precios, también se dará la inversa. Con estos valores, la producción dejará de crecer como lo hizo hasta ahora, aunque conviene tener en cuenta que estos fenómenos tienen cierta inercia.
Por otro lado, hay nuevas amenazas, como la aparición de malezas tolerantes a herbicidas clave hasta ahora, como el glifosato. El Departamento de Agricultura de los EEUU aprobó esta semana el evento “Enlist” de Dow, que combina resistencia a glifo y 2,4D, una herramienta más en la batalla contra este nuevo flagelo que ya afecta a la mitad de la superficie agrícola del Mid West. Y mucho más en la Argentina, donde algunas malezas delatan el fin de la era del glifo solo.
Frente a este panorama, cualquier esfuerzo por generar nueva demanda pasa a primer plano. Lamentablemente, en los EEUU el debate “alimentos vs. Energía” frenó el crecimiento de las plantas de etanol de maíz. En los últimos diez años, estas plantas digirieron 1000 millones de toneladas de maíz. Los precios bajaron porque los stocks finales estarán en 40 millones de toneladas. Imaginemos qué hubiera pasado sin el “remedio” del etanol.
"Palos... y a la bolsa" Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural del 11 octubre 2014
Palos y a la bolsa, titulamos hace quince años una de las primeras notas sobre el revolucionario sistema de almacenaje de granos en bolsones. Fue un éxito. Ahora, el lema es “palos a la bolsa”.
La semana próxima, el INTA concretará en Mar del Plata el Primer Congreso Internacional de almacenamiento de granos en silo bolsa. Recordemos, el INTA es el organismo estatal de ciencia y tecnología agropecuaria. Conviene también saber que el instituto ha realizado un importante aporte para impulsar este sistema de almacenaje, que está revolucionando la logística de los granos a nivel mundial. Vendrán delegados de todo el mundo, atraídos por los beneficios del sistema.
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"Ideas pa´la papelera de reciclaje" editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural del 4 octubre2014
Los últimos acontecimientos encienden una luz de alarma en toda la cadena agroindustrial. Si la mano viene complicada afuera, a partir de la abrupta caída de los precios de los granos y derivados, imaginemos lo que ocurre en estas pampas.
Un reconocido analista de Chicago se mandó dos al hilo. La semana pasada se preguntaba si podía ser que los futuros del maíz llegaran a valer cero, como ocurrió con la papa hace varias décadas. La consecuencia fue que el tubérculo dejó de cotizar definitivamente. Un absurdo, aunque pasa frecuentemente con muchas hortalizas y frutales. Pero no es el caso del maíz.
"Enseñanzas de Gastón Aguirre" Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural 27 septiembre 2014
Las redes sociales se hicieron esta semana un picnic con el raid mediático de Gastón Aguirre, el delincuente filmado por un canadiense mientras intentaba robarle la mochila. El motochorro se justificaba diciendo que robaba para comprarle un regalo de cumpleaños a su hijo, y su señora aprovechaba sus 15 minutos de triste fama para echarle la culpa a la víctima porque había subido el video a Youtube.
"La patética imagen del inmovilismo" Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural 20 septiembre 2014"
Algunas tribulaciones del gobierno K generan, por su recurrencia, una patética imagen de inmovilismo.
Esta semana se sancionó la ley de abastecimiento. Ya estuvimos ahí. Y no sólo durante gobiernos justicialistas. También le cabe el sayo a períodos del radicalismo y hasta las dictaduras militares. El resultado, en todos los casos, fue el mismo. Como decía Marx (Groucho), la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.
"Y sin embargo se mueve..." Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural 13 septiembre 2014
Que el campo no haya colapsado aun no es un milagro. Es el resultado de la inercia de la Segunda Revolución de las Pampas. Pero no juguemos con fuego. El horno no está para bollos.
Hubo dos motores que impulsaron el crecimiento agrícola en los últimos veinte años. Uno fue la irrupción masiva de nueva tecnología, generando la competitividad que puso a estas pampas en el podio mundial de la agricultura. El otro fue el fenómeno de los precios, que exhibieron una sorpresiva espiral ascendente al despuntar el siglo XXI.
Hoy los dos motores están rateando. El detalle es que ambos constituyen las turbinas de un jet en el que estamos todos abordo. Encima, alguien puso agua en el tanque de combustible. Media provincia de Buenos Aires está inundada y lo que se escucha (como solución) es que llovió más de lo esperado.
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"Y donde está el Piloto?" editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural del 6 agosto 2014
En el campo, el horno no está para bollos. La abrupta caída de los precios internacionales, no por inesperada, agrega una cuota de angustia que se suma al encrespamiento de la relación entre gobierno y agro. Lejos de comprender la verdadera situación, la conducción oficial no hace más que agregar leña al fuego.
La primera consecuencia de la caída de los precios es el achique. El gobierno cree que “igual van a sembrar”. Parten de la base de que no tienen otra alternativa y además, en sus últimos meses en el poder, tampoco les interesa que se profundice la sojización. Ignoran que ni siquiera “el yuyo” es hoy alternativa en la permanente huida hacia adelante del sector.
El campo sabe cómo ajustarse y va a hacer lo posible para llegar vivo al 2016. Conserva la esperanza de que cualquiera sea el sucesor, la situación será diferente. Nadie se hace demasiadas ilusiones, porque la política en general entiende bastante poco de las necesidades del sector, y sólo mira si habrá más o menos agua en la fuente donde siempre abreva. Pero como entre seres racionales “todo tiene un límite” , hay una ventanita abierta al optimismo.
El que no sabe cómo ajustarse es el gobierno, y esa es la Espada de Damocles que se sigue blandiendo sobre las chacras. Esta semana se conocieron nuevas normas de la Afip, involucrando ahora hasta la información sobre las compras de bolsas de almacenaje. En todo el mundo las bolsas, creación argentina para resolver la logística de cosecha y almacenaje, siguen ganando espacio. Pero acá el gobierno cree que las bolsas tienen la culpa de la falta de ingreso de dólares, porque los productores retienen la mercadería. Absurdo.
Ya les habían cortado los créditos BNA, en la “inteligencia” de que esto los obligaría a vender la soja. Lo único que lograron es frenar la venta de bienes de capital, acentuando la recesión en las empresas de maquinaria agrícola, que se rebuscan con alguna exportación también trabada por el atraso cambiario.
Ahora, para conseguir una carta de porte tendrán que llenar requisitos entre los que figura la declaración de compras de bolsones, indicando cantidad y medida. Lo van a hacer, con los dientes apretados, porque la bolsa no es para evadir sino para, simplemente, almacenar y elegir el momento mejor para vender. Pero la medida es una vuelta de tuerca que enerva. No es así como va a conseguir una mayor liquidación, ni mucho menos un impulso a la próxima siembra, la última de la era K, que dejará el gobierno sin haber logrado consolidar una cosecha de 100 millones de toneladas.
Otra amenaza que quizá se concrete en estos días es el desdoblamiento del precio del etanol, una vía de escape para el maíz de la región centro. Como bajó el precio internacional del cereal, el Ministerio de Economía quiere reducir el precio que paga YPF y las otras petroleras por el biocombustible que cortan con la nafta, sustituyendo importaciones y mejorando la matriz ambiental. Se mantendría el precio para el etanol de caña, cuyo precio no bajó, pero sí el del cereal. Un disparate técnico, aunque buen negocio para las petroleras porque éstas siguen subiendo el precio de la nafta.
En otras palabras, transferencia de ingresos de la cadena agroindustrial al surtidor, sin beneficio para los consumidores. Recordemos que hay cinco plantas de etanol de maíz, la más antigua no cumplió dos años de vida y las dos últimas (ACABio de Villa María y Diaser de San Luis) todavía ni siquiera se inauguraron. Les cambian las reglas de juego después de inversiones por más de 500 millones de dólares en el interior. Alrededor de estas plantas se ha formado un interesante mercado para el maíz, que encuentra la alternativa de “valor agregado en origen” como menea con frecuencia el discurso oficial.
Frente a la angustiante situación de los precios, todo el sector ajusta su estrategia. Hasta Monsanto flexibilizó su política, hasta ahora muy dura, de cobro por su tecnología. En esto incidió no sólo la creciente oposición de los productores, sino la fuerte caída de la rentabilidad agrícola. Han bajado los alquileres, se vuelve a las aparcerías en lugar de los arrendamientos con pago anticipado, etc. Pero al avión del gobierno se le apagaron los motores, a nadie se le cae una idea coherente. El Ministro de Agricultura se convierte en un simple comentarista, asegurando que hay que aumentar el peso de faena de los novillos, como si su función no fuera convencer a sus pares imberbes de Economía para concretarlo.
Entonces brota la pregunta inevitable: “donde está el piloto”.
"El Farm Progress Show, fuente de la Innovación" Héctor Huergo en Clarín Rural
El Farm Progress Show es la fuente donde abreva la agricultura argentina. Desde hace treinta años, una consistente legión de colonizadores de la nueva agricultura desembarca en esta muestra emblemática del Medio Oeste de los Estados Unidos, para ver qué hay de nuevo y qué ideas pueden adoptarse, adaptarse e incluso superarse. Así, cumplió un rol fundamental en el desarrollo de la Segunda Revolución de las Pampas. La de la conquista tecnológica. La que no se detiene a pesar de que el experimento K le impuso su pie en la puerta giratoria. La que convirtió a la agricultura argentina en la más eficiente del mundo.
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"Reflexiones desde Des Moines" Editorial de Héctor Huergo en Clarin Rural del 30 agosto 2014
Escribo estas líneas desde Des Moines, Iowa, ya regresando después de sumergirme por tres días, nuevamente, en el Farm Progress Show. Es la gran exhibición de la tecnología agrícola más avanzada del mundo, en el mítico corn belt (hoy rebautizado como corn&soybean belt) de los Estados Unidos.
"La Multiplicación de los Panes" editorial de Héctor Huergo en Clarin Rural del 23 agosto 2014
El ministro de Economía trajo al ruedo el milagro de la Multiplicación de los Panes, “pero al revés”. Se refería al resultado que espera como consecuencia de la decisión del juez Griesa. Sin embargo, no debiera ir a la justicia de NY para encontrar semejante dislate. La multiplicación de los panes “al revés” fue la obra de la década ganada.
El primer corolario del dislate K es que si no hubieran logrado éxito en el experimento de frenar al agro, ahora nadie hablaría de los “buitres” ni de Griesa. Ni del pago “acá”. Siguiendo simplemente los números (bastante realistas) del Plan Estratégico Agroalimentario en el que tanto empeño puso el ex ministro de Agricultura Julián Domínguez, el desvío entre proyecto y realidad en los últimos cinco años asciende a 20.000 millones de dólares. Cifra suficiente para pagarle a los holdouts, al Club de París y buena parte de las importaciones de energía.
También, con mejor praxis, se habrían reducido estas últimas apelando a los biocombustibles, como ahora comprueba el equipo económico.
Tampoco estaríamos discutiendo la ley de abastecimiento, dirigida directamente al agro. Ni mucho menos, de la suspensión “por quince días” de las exportaciones de carne vacuna, la última medida que consagra aquello de que el hombre (argentino) es el único animal que se equivoca más de dos veces.
En el contexto de la crisis autogenerada por la conducción oficial, dilapidando la mejor oportunidad de nuestra historia para reinsertarse en el mundo y mejorar de manera sustentable la vida de los argentinos, la decisión es profundizar “el modelo”. Ya estuvimos ahí. Y nuevamente, en lugar de buscar la superficie, la decisión es sumergirse un poco más. Allá abajo no hay ni luz ni oxígeno.
La ley de abastecimiento es una espada de Damocles sobre los productores, a quienes se hace responsables de la crisis cambiaria porque “no liquidan la soja”. Más allá de su derecho de vender cuando se les dé la gana, como consagra la Constitución y el sentido común, los chacareros siempre se refugian en su mejor moneda. El gobierno ya probó la alquimia de cortarles el crédito para obligarlos a vender. El resultado fue un profundo parate en las ventas de bienes de capital: tractores, cosechadoras, sembradoras, etc. Menor demanda de acero, equipos hidráulicos, rodamientos, pintura. Menos horas extra. La patrona no cambia la heladera ni las cortinas.
Pero ahora quieren tener un instrumento legal para obligarlos a vender según la necesidad de divisas de un gobierno que agoniza en su propia salsa. La culpa de la falta de dólares es el silobolsa… El mismo que se expande en todo el mundo como una solución al problema del almacenaje y la logística de cosecha, en la Argentina K es demonizado como instrumento de la especulación.
El broche de oro es la nueva suspensión de la entrega de ROEs rojos. La exportación de carnes está suspendida “hasta que bajen los precios del ganado”. Mala noticia para Augusto Costa, el sucesor de Guillermo Moreno en la secretaría de Comercio: cuando bajan las exportaciones, puede reducirse el precio del ganado, pero los precios de la carne suben.
Es fácil de entender, y Moreno lo aprendió aunque no dio el brazo a torcer. Cuando se puede hacer la Hilton, mejora el poder de compra de la industria exportadora y ello permite volcar todo lo que no se embarca (que es una pequeña parte del novillo, pero la de mayor valor) al mercado interno.
Propuesta. Hagan todo lo contrario. Quiten las retenciones del 15%, desgraven el novillo pesado (esto aumentaría enormemente la producción y la oferta en seis meses, 200 kilos más por macho faenado). Aprovechan la cuota 481, para novillos de feedlot, para aumentar el peso de faena. Sólo así habrá más carne. Y cortar esta onda de la multiplicación de los panes… al revés.
"La Revolución del Etanol" De Jorge Castro en Clarín Rural del 23 Agosto 2014
El cálculo del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) es que por cada 5% de incremento del uso del etanol en la oferta de gasolina, el precio del petróleo disminuye U$S 0,80 por barril cada 12 meses.
Por eso el etanol es el biocombustible líquido más utilizado en el mundo en el sector del transporte.
Estados Unidos es el mayor productor mundial de etanol (57% del total); y mezcla anualmente 13.200 millones de galones del biocombustible con la provisión de gasolina (9,5% del consumo); y está previsto que su uso se triplique en 2022 (36.000 millones de galones), lo que representaría 25% del consumo total (22 puntos de crecimiento en una década).
Más de 40% de la producción de maíz norteamericana se destina a la industria del etanol, lo que implica que la mezcla abarca a 90% de la provisión de gasolina en EE.UU.; y esta cifra permite reemplazar 445 millones de barriles de petróleo importado, una contribución relevante para el logro del autoabastecimiento energético, que se alcanzaría en 2025 debido a la explosión del shale gas y el shale oil.
De ahí que a medida que aumenta la demanda y crece el precio de los combustibles, se eleva la rentabilidad de la industria del etanol, y ocurre lo mismo con la producción de maíz, en una plena correlación.
Esto otorga a la agricultura y al mercado energético estadounidenses un grado creciente de integración, al punto de formar una sola estructura productiva.
El fenómeno central de la época en la industria de la alimentación es la gigantesca transición dietaria que experimentan los países emergentes, encabezados por China, con un vuelco masivo de su población al consumo de proteínas cárnicas.
USDA prevé que el consumo mundial de carnes aumentaría 2,2% anual, en tanto que el del trigo y el arroz crecerían menos de la mitad (0,9% y 1% anual), tendencia que se acelera en los próximos 10 años.
La población mundial creció 1,2% por año en la última década, y ascendió a 7.100 millones de habitantes en 2013, que serían 9.000 millones en 2050; y 92% de ese crecimiento tendría lugar en los países emergentes y en desarrollo.
El resultado es que 82% de la población del planeta pertenecería al mundo en desarrollo en 2021, y este porcentaje aumenta en las siguientes tres décadas.
China es una categoría aparte en materia alimentaria, cuya relevancia decide el sentido y el ritmo de crecimiento de la demanda mundial en los próximos 40 años.
Lo previsible es que la República Popular consuma 80% de la demanda mundial de soja y 40% de la de maíz en los próximos 10 años, tendencia que plantea en nuevos términos el significado de la seguridad alimentaria mundial, por lo que es preciso incrementar la producción global en más de 70%.
El crecimiento poblacional chino es muy bajo (0,3% anual), pero la urbanización aumenta aceleradamente (hoy es 52% del total, y sería 63% en 2023/2024).
La consecuencia es que el consumo per cápita de carne crecería 2,4% anual en la próxima década, y se incrementaría la de cerdo 6,6 kilos por habitante en ese período.
China produce 66 millones de toneladas de carne, que serían 90 millones en 2030, con el consiguiente incremento de las importaciones de soja y de maíz, los principales insumos para la producción cárnica.